DURMIENDO 1Recuerdo que cuando estaba embarazada, tenía muy claro como quería organizarme y hacer todas las cosas cuando naciera mi bebé. Me había leído bastantes libros y revistas que recomendaban lo habitual: no acostumbrar a los niños en brazos, que duerman solos desde el primer día, etc…y además los consejos que había recibido, iban en el mismo sentido.

Como muchos otros padres, cuando me imaginaba a mi misma cuidando de mi bebé, no tenia en cuenta que el bebé es una persona diferente e independiente y que puede tener opiniones distintas a las mías…

En el tema de dormir, yo tenia decidido que debería dormir en su cuna, en su habitación desde el primer día, tal y como mis padres habían hecho conmigo.

La primera noche que llevé a mi hija a casa y la vi tan necesitada y pequeñita, empecé a incumplir mi propia promesa y decidí en un momento que la pondría en mi habitación. En su cuna, pero en mi habitación “por si acaso”.

Esa noche, después de pasarnos un montón de horas con esta sucesión de acontecimientos: la niña lloraba, yo la cogía un poco y la soltaba en la cuna, lloraba otra vez, la ponía al pecho y la dejaba en su cuna, lloraba, le ponía el chupete y a la cuna…y así sin parar, mi marido cogió a la niña y la acostó en nuestra cama, en medio de los dos.

Ocurrió el milagro, la niña se calmó inmediatamente y se durmió en seguida con una paz increíble, es que daba gusto verla…Nuestro instinto consiguió que tomáramos la decisión adecuada. Nos costó unas horas darnos cuenta, pero más vale tarde que nunca ¿no?

Después de incumplir nuestras promesas, mi marido y yo nos miramos alucinados y sonreímos porque por fin íbamos a poder dormir todos…a las 6 de la mañana!

Desde esa primera noche he incumplido mis promesas muchas veces, en el tema del colecho y en todos los demás  y he dormido con mi hija durante muchos periodos. Cuando fue más mayor la pusimos a dormir en su habitación porque ella dormía mejor sola, aunque las siestas siempre las hemos dormido juntas, es casi como un ritual.

Desde que empezó a dormir en su cuarto hasta ahora que ya tiene tres años y medio, hemos vuelto a dormir juntos en muchas temporadas “críticas”: al inicio del colegio, después de vacaciones, si está malita, si tiene pesadillas…

Normalmente, ella decide donde quiere dormir, a veces prefiere ser mayor y dormir en su cuarto porque es muy independiente y a veces prefiere dormir conmigo. A mi me parece bien lo que ella decida, cuando se va a su cuarto me siento orgullosa de ver lo mayor que se hace, aunque la echo de menos…y cuando se queda conmigo la abrazo y disfruto de la noche juntas!

Es estupendo dormir con los niños, notar su calorcito y su tibieza durante la noche, oírlos respirar acompasando su ritmo al tuyo, verles la carita de felicidad cuando se despiertan y se dan cuenta de que están contigo…en serio vale la pena probarlo.

PUBLICADO EN LA NEWSLETTER DE DORMIR SIN LLORAR