Hace cinco meses publiqué un artículo en este blog que se llamaba Un mes de teta 😉 en el que explicaba mis sentimiento al haber visto crecer y desarrollarse a mi bebé sólo gracias a mi leche materna…y ahora Alejandra tiene seis meses!!! así que os podréis imaginar lo que siento al verla hoy, que ha cumplido seis meses, sana, contenta, fuerte…

Hoy hemos ido a la revisión de los seis meses (y a las vacunas, pobrecita!) y nada más entrar la enfermera me ha dicho “¿se cria al pecho verdad?” y yo le he dicho que si, que no ha probado nunca un biberón. Entonces me ha estado contando que los bebés de pecho son distintos, tienen mejor color, son como más rollizos, pero no más gordos, sino más compactos. No sé si será verdad, nunca me había fijado en eso, pero la verdad es que me ha gustado que se haya dado cuenta así de primeras.

Después ha venido el pediatra parea hacerle la revisión y el hombre estaba encantado “madre mía qué fuerte está” “menuda leche más buena que tienes” “podrías hacerte donante de leche y amamantar a varios bebés” (la verdad es que lo estoy pensando seriamente) y así todo el rato…hasta que me ha confesado que él tiene un nieto de dos meses y que su hija (la mami del bebé) no tiene casi leche, que le sale gota a gota (no a chorros como a mi)  y que le está costando muchísimo la lactancia….¡jo, vaya papelón! he pensado yo…ahora como le digo yo a este pediatra, que en teoría debería saberlo, que no se puede tener poca leche y que estaría genial que a su hija la viera una asesora de lactancia!!!

En fin, le he dejado caer que en nuestro taller de lactancia su hija se sentiría como en casa y le he prometido que si coincido con su hija y su bebé le daré de mamar para ponerlo fuerte como mi hija (si si, en serio).

La verdad es que he salido exultante, sintiéndome muy poderosa y una mujer con mucha suerte. Pero no suerte por tener muy buena leche como me ha dicho el pediatra, sino, suerte por no haber tenido problemas graves con la lactancia que me hayan hecho dudar o renunciar (mastitis, infecciones…), suerte por haber estado informada de cómo tenía que hacerlo para no escuchar consejos bienintencionados pero equivocados, suerte porque pude ponerme al pecho a mi hija en su primera hora de vida…

Me quedo con una cosa que me ha gustado mucho de mi visita a la enfermera, me ha dicho “hija, es que viendote a ti parece que es tan fácil la lactancia…” y es cierto que mi lactancia ha sido fácil, aunque también es verdad que yo veo que son todo ventajas y me siento tan feliz de haberlo conseguido, que no veo los inconvenientes que ven otras personas.

Pues eso, Alejandra ha cumplido seis meses y no ha probado los biberones, sólo ha comido la teta de su madre y no puede estar mejor! 🙂