Hace poco más de una semana estuve en la conferencia que Laura Gutman dio en Valencia y tenía en la lista de pendientes escribir esta entrada resumiendo un poco lo que vivimos allí los que tuvimos la inmensa suerte de verla en directo.

Me he retrasado un poco, es cierto, pero en mi defensa tengo que decir que dos días después de la conferencia, me mudé de casa y todavía sigo inundada de cajas por colocar (eso sí, no las veo, porque están en el garaje 🙂 ).

Pues escuchar a laura Gutman explicar sus ideas fué estupendo, no porque nos contara cosas muy nuevas, la verdad es que todo lo que comentó en la charla estaba escrito en sus libros, pero es como ir a un concierto en directo de tu grupo favorito. En directo mola mucho más, se vive más, te llega más hondo el mensaje y te emocionas más con tus canciones preferidas.

Laura Gutman, explicó los problemas que están viviendo los padres de hoy en día a la hora de criar a sus hijos. Su “distancia” emocional que sólo puede acortarse enfrentándose a sus propias sombras emocionales. Esas sombras que quedaron enterradas en la más tierna infancia, algunas incluso en los primeros meses de vida.

Según L. Gutman, no pudes entender a tus hijos, criarlos con la dedicación y presencia que necesitan, si antes no has sido criado de esta forma. Y como hay muy poca gente que haya sido criada con el contacto corporal, el cariño, la comprensión y la paciencia que necesita un bebé, hay pocas posibilidades de que no tengas ninguna sombra.

El problema añadido es que las sombras salen a la luz muchas veces al ser madre y eso, unido al cansancio, los consejos bienintencionados o malintencionados, los falsos mitos, las hormonas, etc. hacen un caldo de cultivo muy difícil para que ese bebé recién nacido obtenga lo que necesita.

Explicó también el gran problema de las etiquetas que les ponemos a los niños: fulanito es muy malo porque llora mucho, menganito es muy bueno porque duerme todo el día, pobrecito zutanito que es muy torpe y siempre se hace daño…

Las etiquetas son peligrosas y dañinas. Si tus padres siempre te dijeron que eras muy nervioso, tú serás el más nervioso del mundo, porque siempre quieres complacer a tus padres. Y cuando tú crezcas y seas padre, seguirás poniendo etiquetas a tus hijos, porque crees que es lo normal, es lo que te han enseñado y es lo que has visto en tu casa.

En algún momento se tiene que romper la espiral de sombras y el momento más indicado para hacerlo es en la maternidad.

También explicó la metodología que emplea en su centro Crianza de Argentina, haciendo la biografía familiar de cada individuo y buscando a su vez sus sombras.

Al finalizar la conferencia, en el turno de preguntas, una señora de mediana edad sacó un papel para leer lo que llevaba escrito pues no quería olvidar nada. Contó que ella tenía hijos mayores que había criado siguiendo los consejos de libros, expertos, familiares y vecinos. Estos consejos eran los típicos y habituales: no los cojas que se malacostumbran, déjalos llorar para que aprendan, no tienes que darles lo que te pidan aunque puedas dárselo porque tienen que frustrarse de vez en cuando, deben dormir solos…

Pues esta señora comprobó que  cuando sus hijos crecieron que no le gustaba la imagen que el espejo de sus hijos le devolvía de si misma. Un tiempo después conoció a Laura Gutman y a Crianza. Empezó así una etapa de introspección y de búsqueda de sus propias sombras. Reconocía que le quedaba mucho trabajo por delante, pero miraba al futuro con esperanza, puesto que sabía que iba por buen camino y de hecho, estaba ya viendo cambios importantes en sus hijos.

Cuando esta señora terminó de hablar, todos aplaudimos su valentía y entereza…de hecho, a mi se me escaparon algunas lagrimillas emocionadas..no sé muy bien por qué, pero así fué.

Como conclusión, me quedo con la frase que dijo Laura Gutman después de explicar de forma científica por qué los bebés recién nacidos piden estar en brazos, dormir en compañía y mamar todo el tiempo:

“Todos los bebés del mundo necesitan lo mismo. Da igual que hayan nacido en España, en América, en China, en India, en Argentina o en el Polo. Todos piden y necesitan contacto físico (cariño, calorcito, contención..) y mamar (leche y succión), es así de sencillo. Todavía no me expico cómo es posible que los adultos todavía no lo hayamos entendido”.