Otro viernes más continuamos con la sección Los Viernes la psicóloga responde en Maternidad Continuum, gracias a mis fantásticas colaboradoras que lo hacen posible. Hoy es el turno de Neus Virgili:

neus_virgiliNeus es Licenciada en Psicología y madre de un niño.  El nacimiento de su hijo supuso una auténtica revolución en muchos sentidos.

Consciente del cambio vital que supone la maternidad y de todas las dudas e inseguridades que aparecen durante la gestación y crianza de los hijos, ha fundado  web Explorando la Maternidad, un espacio donde comparte información, estrategias y recursos para reconectar con el instinto materno y favorecer el desarrollo de un fuerte vínculo emocional que nos permitirá acompañar el desarrollo de nuestros hijos de forma empática, respetando sus ritmos y amándoles sin condiciones.

Consulta

La consulta de hoy la realiza una mamá de dos niños de poco más de dos años y 4 meses respectivamente. Viven en el extranjero trabajando en un negocio familiar agrícola.

Antes de convertirse en madre era una mujer muy activa, aventurera y viajera. Todo esto cambió al tener a sus hijos.

Su segundo embarazo llegó por sorpresa cuando habían decidido esperar un poco más para ir a por el segundo. Vivió esa etapa con mucho estrés por dificultades económicas y sintiendo que estaba desatendiendo a su hijo mayor.

Por un lado cree que podría haber transmitido todo este malestar emocional a su bebé, se siente culpable por no poder atenderle igual que hizo con su hijo mayor y que a su vez, está desatendiendo al mayor.

Vivió una infancia traumática y pone todo su empeño en no repetir este mismo patrón con sus hijos, centrándose en favorecer el desarrollo de su autoestima.

En tres ocasiones le ha levantado la mano a su hijo mayor para evitar que pegara al bebé. Es consciente de que la violencia sólo engendra violencia y que se trata de un legado familiar, pero no sabe cómo reconducir la rabia acumulada dentro.

Es consciente de su falta de paciencia, lleva más de dos años dedicada en exclusiva al cuidado de su familia, sin tiempo para ella, ni para su relación de pareja.

Respuesta

Antes de nada quiero agradecerte tu confianza por compartir tu historia con nosotras.

La situación que planteas es compleja, aunque son muchas las preocupaciones que tienes en torno a tus hijos, pero para poder cuidar de ellos como deseas y ofrecerles la mejor versión de ti misma, primero debes cuidar de ti.

Se desprende de tu relato que tu propia infancia no fue una época fácil, que te marcó profundamente y tomaste la determinación de no repetir el mismo patrón con tus propios hijos.  Te felicito por esta decisión, la toma de conciencia es el primer paso para romper esos patrones, no obstante, hay emociones que siguen latentes y aparecen cuando pierdes el control de la situación o te sientes desbordada.

Son varios los sentimientos con los que tienes que lidiar a diario, y la falta de apoyo físico, social y emocional te está pasando factura.

Tus hijos se llevan muy poco tiempo entre ellos, la crianza de un solo bebé ya nos exige grandes dosis de empatía, flexibilidad y paciencia; no es extraño sentirnos desbordadas en determinados momentos;  más aún cuando se tienen dos y con tan poca diferencia de edad entre uno y el otro y al no poder contar con una figura de apoyo con la que compartir los altibajos del día a día, preocupaciones, algunas risas y también lágrimas.

El nivel de demanda de tu hijo mayor, la sensación de no haber quedado embarazada de nuevo en el mejor momento, el cambio vital y social que has experimentado y  la ausencia de tu pareja por largos periodos son otros factores que no facilitan la situación.

Por otro lado, te encuentras viviendo en un entorno lejano, imagino que bastante aislado en el que tus contactos sociales son escasos o inexistentes; o quizás te resulta difícil tejer una red de apoyo con otras madres con hijos pequeños.  Los grupos de crianza resultan de gran utilidad para compartir información y encontrar sustento y palabras de ánimo en momentos complicados.

¿Sabe tu marido cómo te sientes?  Comparte con él tus sentimientos y preocupaciones, para que entienda lo importante que es para ti reconducir la situación.

¿Tienes posibilidad de encontrar ayuda de algún otro tipo? No tengas miedo de pedir a familiares o amigos que te echen una mano, y no lo vivas como un fracaso, es más que comprensible que necesites la colaboración de otras personas para realizar las tareas del hogar, la compra, dejar a los niños un rato y tener un tiempo para ti.

¿Cuándo fue la última vez que reservaste un espacio para ti? Aunque sólo sea media hora, debes respetar ese momento.  Saber que vas a tener ese tiempo para ti misma, para bañarte tranquilamente, salir a correr o sentarte a leer, lo que sea, te va a ayudar a recuperar la calma y te permitirá descargar la tensión acumulada.    Además, ese tiempo de desconexión te va a permitir reencontrarte con tus hijos mucho más calmada y alegre.

[pullquote]Hay una gran diferencia entre sentirte mala madre y ser mala madre, todas podemos sentirnos así en alguna ocasión, somos humanas, es normal que no lleguemos a todo y que alguna vez nos equivoquemos[/pullquote]

Hay una gran diferencia entre sentirte mala madre y ser mala madre, todas podemos sentirnos así en alguna ocasión, somos humanas, es normal que no lleguemos a todo y que alguna vez nos equivoquemos.  El hecho de que hayas querido buscar ayuda, encontrar una solución, ya demuestra tus intenciones.

Un segundo hijo, por mucho tiempo que se lleve con el primogénito, no podrá vivir exactamente lo mismo que el primero precisamente por eso, porque ya hay otro hermanito y es imposible que sea otro hijo único.  No puedes repetir exactamente lo mismo con un segundo hijo, pero sí puede disfrutar de la presencia de un hermano mayor, de un compañero de juegos.  No hay razón por la que debas sentirte culpable por eso.

[pullquote]No dejes que la culpa te paralice, utiliza esos momentos de culpabilidad para reflexionar, para recolocar los aspectos que tienen que ver con tu pasado[/pullquote]

No dejes que la culpa te paralice, utiliza esos momentos de culpabilidad para reflexionar, para recolocar los aspectos que tienen que ver con tu pasado, definir cuánto de lo que sientes es válido, cuánto quieres mantener y qué quieres excluir de tu vida.

Una vez hayas dado el salto de la culpa a la responsabilidad tendrás en tus manos la posibilidad de tomar acción para mejorar, en lugar de ser una víctima de las circunstancias.

[pullquote]Tu historia personal y tu frustración pueden ser el motivo por el que tienes problemas para controlar tu ira, pero nunca deben convertirse en una excusa[/pullquote]

Tu historia personal y tu frustración pueden ser el motivo por el que tienes problemas para controlar tu ira, pero nunca deben convertirse en una excusa, aunque eso tú ya lo sabes porque en momentos de calma, cuando estás tranquila, eres capaz de ver que tus ataques de ira no se deben a la actuación de tus hijos, sino que ellos te remueven aspectos de tu pasado que todavía no tienes elaborados.

Aprovecha cualquier momento del día en el que puedas realizar una ejercicio de introspección e intenta detectar qué resortes activan tus hijos, qué es aquello que te remueven tanto como para perder el control y llegar a levantarles la mano.  Toma conciencia de todos estos aspectos, de qué es aquello que te dispara, anticípate al detonante y redirige estas conductas.

No puedes cambiar tu pasado ni tu historia familiar, ni sirve de nada buscar culpables.  Para hacer las paces con tu historia debes aceptarla y escoger cómo quieres vivir a partir de ahí.   Convierte tu viaje al pasado en una motivación para el futuro.

Espero haberte podido ayudar.

Recibe un fuerte abrazo.