Hoy tengo una autora invitada de expcepción. Ella es Mónica Fragueiro Carrera (Meninheira), diseñadora gráfica a la que la crianza y educación de sus hijos ha especializado en el diseño y elaboración de material imprimible, tanto organizativo, como educativo, este último basado en un aprendizaje lúdico, visual y muy manipulativo, que puedes encontrar en Educativos meninheira.

Además es madre de dos niñas de doce años y medio y hoy he querido cederle mi casa para hablar sobre un tema que se trata muy poco en los blogs de maternidad: la etapa de adolescencia.

¡Espero que te guste tanto como a mi!!

¿Podemos criar de forma respetuosa cuando llega la adolescencia?

A menudo recuerdo cuando empezábamos a descubrir el mundo de la crianza respetuosa, de la lactancia prolongada, el continuum, el colecho,… estábamos tan perdidas en la neocrianza que se había instaurado con la industrialización, que todos estos conceptos que están en nuestra naturaleza los vivíamos como algo nuevo.

A través de los foros bebíamos de la experiencia unas de otra, remplazando virtualmente esa tribu que “el progreso” nos había quitado en aras de la productividad; y así, íbamos descubriendo cómo acompañar respetuosamente eso que llaman despectivamente “rabietas”, nos regocijábamos y sorprendíamos de lactancias de 2 años (¡angelitos!), descubríamos el homeschooling,…

Cuántos recuerdos tan buenos.

Ahora mis hijos han crecido y me encuentro buscando esa misma información, esos mismos recursos, en torno ahora a una adolescencia respetuosa y me imagino que muchas de vosotras os encontrareis en la misma tesitura o llegareis a ella en breve, así que os comparto mi reflexión de eterna aprendiz.

A mi la llegada de la preadolescencia me pilló con casi todas las respuestas sabidas pero… ¡de la etapa anterior! Madre mía, ahora que ya me encontraba medio-preparada van y me cambian las preguntas.

[Tweet “Cuando la preadolescencia llegó sabia las respuestas … de la etapa anterior”]

Tengo que reconocer que al principio te descoloca un poco (¿un poco? ¡bastante!), que te sientes superada muchas veces y que te encuentras casi igual de perdida que cuando llega el primer hijo, pero gracias a Dios llevamos ya un largo camino recorrido a través de una crianza respetuosa y podemos ser sinceros con ellos y hablar sobre nuestro asombro con naturalidad y volver a expresarles nuestra presencia y asegurarles que juntos aprenderemos de nuevo sobre cómo afrontar esta nueva etapa y que estaremos allí, como siempre, para acompañarles en este nuevo nacer.

Ellos están casi igual de sorprendidos que nosotros, las hormonas han tomado su torrente sanguíneo y controlan (o descontrolan) muchas de sus emociones y a nosotros nos toca, una vez más, ser su roca.

[pullquote]Nuestros pajaritos empiezan a volar fuera del nido y nosotros hemos de dejarles ir cada vez un poquito más lejos, hasta que ya puedan volar solos en seguridad[/pullquote]

Acompañarles respetuosamente, hacerles entender qué es lo que pasa, ¡lo que les pasa! Y ser comprensivas, pacientes, recordar nuestra propia adolescencia y acompañarles en su vuelo. Nuestros pajaritos empiezan a volar fuera del nido y nosotros hemos de dejarles ir cada vez un poquito más lejos, hasta que ya puedan volar solos en seguridad.

Y duele, mucho.

Dejarles ir duele y hay que saber aceptarlo y saber hacerlo sin hacerles sentir culpables.

No sabes lo que es hasta que tienes que enfrentarte a ello, la de miedos que se te agolpan en el pecho… y es que ellos crecen, pero tú creces con ellos también y has de saber también aceptar tu crecimiento y una vez más confiar, como cuando eran pequeños y con el corazón en un puño observabas cómo escalaban aquel árbol y tú le sonreías debajo, atenta por si tenías que actuar pero dejándole hacer, experimentar por sí mismo, manifestarle tu confianza en lo que estaba haciendo y hacerle sentir tu presencia a su lado, siempre, incondicional.

Pues ahora es igual, sólo que “nuestro bebé” escala otro tipo de árbol.