guarderiaEn estos días la mayoría de los niños vuelven al cole o lo empiezan por primera vez y todos tienen que adaptarse a ello. Han pasado un verano sin horarios estrictos, jugando mucho, en muchas ocasiones más cerca de sus padres de lo habitual y ahora tienen que aprender a separarse de ellos de nuevo.

Lo normal es que a los niños les cueste unos días o semanas la adaptación y que no quieran ir, o lloren a la entrada, o a la salida, o que estén más mimosos por la tarde, que duerman peor o que sufran algún retroceso (con el pañal o con la comida…) y a todo esto le unimos que los padres también están pasando su particular vuelta al cole y también sufren lo suyo.

En definitiva, el mes de septiembre es complicado para todos y yo desde luego me muero de ganas de llegar a octubre.

Luego están las recomendaciones llamadas oficiales para la adaptación al cole, que son paciencia y comprensión, acostarse pronto para descansar lo suficiente y luego hacer despedidas cortas con los niños. Y digo yo, desde mi ignorancia, ¿por qué es tan beneficioso despedirse tan rápido de los niños? Mi hija suele necesitar un tiempo para hacerse a la idea de que nos estamos despidiendo de ella hasta dentro de 8 horas. Si la dejamos darnos los abrazos que necesita, suele entrar por su propio pie y sin llorar, sin embargo, si llega la profe y la coge y la separa de nosotros, entonces se rebela y no quiere ir y llora desconsoladamente.

¿A quién beneficia la despedida corta? ¿a los niños o a las profes? Yo creo que a las profesoras es a las que no les interesa que los niños estén 10 minutos en la puerta despidiéndose de sus padres, por no descontrolar la clase y todo eso, pero si los niños lo necesitan, ella tendrá que “adaptarse” también a eso ¿no?

Yo desde luego lo tengo claro, cuando llevo a mi hija al cole le doy su tiempo, le doy sus explicaciones y al final, ella es la que me dice “venga mami el último beso que me voy”, así que una vez más, me paso las recomendaciones oficiales por el arco del triunfo 🙂