Pues después de una mudanza viene una currada de narices! sobretodo si eres como nuestra familia y acumulas trastos y trastos…

Además en nuestro caso, en mi casa también está la oficina de mi marido, así que nos estamos divirtiendo mucho! 🙂 En cualquier caso, mudarse es una experiencia emocionante, que tiene sus toques graciosos:

– siempre se rompe algo, a mi se me han roto 5 platos de una vajilla vieja y bastante trillada, así que no me ha supuesto un drama

– siempre se pierde algo, es increible pero se me ha perdido la plancha y mira que he buscado en todas mis cajas y nada, que no aparece

– siempre planificas algo mal, organicé los uniformes de mi hija mayor para que pudiera ir al cole sin problemas durante dos o tres días y esta mañana no teníamos leotardos limpios, así que le he puesto el chándal del cole y he avisado a su seño que ha sido culpa mía, porque mi pobre hija estaba agobiada pensando que la iban a castigar por eso!

– siempre salen torcidas algunas cosas. En esta mudanza hemos tenido varias…mi nevera es alta y no entraba en el hueco y hubo que quitar un armario para meterla…una ex-vecina mía se puso un poco histérica porque el camión de la mudanza no la dejaba pasar (ella misma dijo que estaba histérica, así que imaginad su nivel de histerismo)…un enchufe se incendió en plena mudanza con llamas y todo…

Pero, en general, el balance es super positivo. Hemos mejorado mucho en comodidad, espacio y calidad de vida.

Por otra parte, mis dos hijas se han portado tan bien! Pilar ha aguantado los madrugones mudanceros con una sonrisa y Alejandra ha estado de mano en mano mientras su madre organizaba cajas y no se ha quejado ni una sóla vez.

Ha sido duro, pero mis niñas me lo han puesto más fácil. Ahora a disfrutar de la casa! y a ver si encuentro la plancha…