Desde hace unos días, se ha creado en Facebook una plataforma que se llama Conciliación Real Ya y se trata de un grupo de madres y padres que quieren un cambio de verdad en temas de conciliación en España y que además quieren poder cuidar de sus hijos si así lo desean.

La conciliación no puede ser el tener horarios ampliados en las guarderías para que los bebés puedan estar allí cuidados hasta las 8 de la tarde. Eso no es conciliación, eso es priorización del trabajo por encima de ls necesidades de un bebé indefenso, que justamente lo que más necesita es estar con su figura de apego (sea su madre, su padre o quien sea).

Yo quiero poner mi granito de arena en este maravilloso proyecto, así que voy a contar mi primera experiencia conciliando, osea, lo que hice cuando nació mi hija mayor. En otro post contaré cómo me lo monté para organizarme en mi segunda oportunidad como madre.

Bueno, pues cuando nació mi hija Pilar yo tenía un sistema pensado que a mi me parecía jutso y correcto. La asistenta que nos ayudaba con la limpieza de la casa también quería quedarse embarazada, pero con su tipo de trabajo no podía ser madre y seguir trabajando en diferentes casas, así que yo le propuse un trato que nos beneficiaba a las dos (o eso pensé yo): quedarnos embarazadas al mismo tiempo (más o menos claro, que es o nunca se sabe) y así cuando yo tuviera que volver a trabajar después de mi baja maternal, ella cuidaría de mi hija y del suyo al mismo tiempo.

En principio le pareció bien y de hecho nos quedamos embarazadas con un mes de diferencia. Hasta aqui todo bien. Luego yo me mudé de casa porque encontré un adosado que me gustó mucho en una urbanización con muchos niños y no lo pensé, porque si me esperaba a tener al bebé, sabía que no me mudaría.

Mi cambio de casa no le gustó nada de nada porque tardaba más en llegar y porque tenía escaleras (la casa anterior era un piso), pero aguantó con más o menos quejas.

Luego nació mi hija y el primer día de volver a mi casa del hospital me dijo que no quería seguir trabajando allí, que estaba cansada y que había pensado que cuando naciera su bebé se quedaría en casa cuidándolo.

A mi se me cayó el mundo a los pies, el primer día que yo estaba en mi casa con la niña, muy nerviosa, con cólicos y super insegura de mi misma y me quedaba sóla y sin plan B. Más adelante, entendí sus motivos, pero en aquel momento casi me da algo.

Por otra parte, en mi trabajo yo me sentía muy presionada para volver lo antes posible. Me creía casi imprescindible (vaya chorrada!!) y me sentía absolutamente culpable por estar fuera cuatro meses y dejar a mis compañeras con todo mi trabajo, así que ni se me pasó por la cabeza otra posibilidad que no fuera buscar una guardería donde dejar a mi bebé a los cuatro meses.

Así que allí me fui, con mi hija recién nacida a buscar guardería en un pueblo nuevo para mi y que no conocía…y tras buscar durante un par de semanas encontré una que me gustó mucho.

Tengo que decir que esa guardería, además que tener unas instalaciones estupendas, tenía una forma de tratar a los bebés que me gustó. Si lloraban los cogían en brazos, estaban jugando casi todo el día, los niños se divertían mucho allí…de hecho el día que fui a ver las instalaciones, los niños de 2 años tenían todos la cara pintada y estaban bailando música disco 🙂

Pero igualmente era una guardería y allí dejé a mi hija con tres meses y medio.

Por suerte, mi horario era bueno y a las 3 y media de la tarde, podía recogerla para ir a casa. En casa muchas veces la niña se dormía la siesta en mis brazos, otras simplemente nos tumbábamos juntas a jugar, cantar, hacernos cosquillas, jugar a pillar…conforme se fue haciendo mayor se fue quedando más tiempo hasta que con un año la empecé a recoger a las 5 de la tarde. Muchísimo tiempo para una bebé, pero me era imposible llegar antes porque mi trabajo siempre se alargaba, tenía que comer (de pie y en 10 minutos) y además la guardería estaba a unos 45 minutos de mi trabajo.

Pero el resto de las tardes seguían siendo nuestras. Íbamos al parque, a casas de amigos, a IKEA (que a mi hija le encantaba ir allí a jugar 🙂 ), de compras, hacíamos manualidades, pintábamos con los dedos, nos bañábamos juntas todos los días…y aun así pienso que podía haber hecho mucho más para estar más tiempo con ella.

El tema es que yo tenía tan metido en la cabeza que tenía la responsabilidad de volver al trabajo a las 16 semanas que ni pensé en otras opciones. Además, las veces que se puso enferma, en mi empresa no me lo pusieron precisamente fácil. Mi vida no estaba conciliada, sentía que no pasaba suficiente tiempo con mi hija y aunque en el trabajo intentaban exprimir más tiempo de mi vida personal, dije que no. Me planté y me gané algunos enemigos y bastantes broncas, pero no estaba dispuesta a perder más tiempo aún con mi hija.

Aún así, siempre he pensado que si volviera atrás, lo hubiera hecho diferente…pero bueno, eso no es posible, así que hay que seguir adelante.