Hoy si que me gano el título de #malamadre para todo el otoño…o incluso más.

8 meses llevamos esperando que se caigan los dientes de leche de mi hija mayor…8…y cuando por fin se le cae, lo perdemos.

Os cuento un poco la historia.

Resulta que hace 8 meses a mi hija le empezó a salir el diente definitivo “detrás” del diente de leche. Cuando lo vi, yo me asusté un poco porque nunca habia visto algo así y no sabía qué podía pasar.

El dentista nos comentó que es algo muy habitual y que normalmente, los dientes de leche se acaban moviendo y cayendo. Y los dientes definitivos acaban moviéndose solos y se colocan delante (en su sitio).

En nuestro caso, como el diente definitivo estaba muy atrás, el diente de leche no se movía absolutamente nada, así que el dentista (muy majo por cierto) nos dijo que esperáramos hasta que la niña cumpliera los 7 años y si entonces, el diente de leche seguía sin moverse o sin caerse, lo quitaría en la consulta.


En realidad, esta extracción del diente de leche no es dolorosa, pero si que puede ser un poco desagradable para un niño estar en la consulta de un dentista y que le pinche la encía para poner la anestesia, así que el buen hombre me recomendó tener paciencia y esperar.

Al cabo de unos meses, el diente de leche empezó a moverse pero muy leeeeeento y al final, mi hija tenía en la boca dos filas de dientes como los tiburones (que por otra parte, a ella le encantan los tiburones por lo que parecía bien jeje aunque sí tenía ganas de que se la cayera por fin su primer diente).

Poco a poco la cosa iba avanzando y desde hace un mes más o menos, el diente empezó a moverse mucho, mucho con lo que ya nos emocionamos pensando en el momento en que se cayera el diente, el regalo que el ratoncito Pérez le traería por su primer diente, dónde lo íbamos a guardar…

Y menos mal que por fin se iba a caer porque mi hija cumple 7 años dentro de 9 días, asi que el plazo se nos estaba acabando.

Un día me dijo que había mordido algo en el colegio y que se le había movido muchísimo y que casi, casi se le habia caído. Yo quería intentar quitárselo de una vez por todas, pero ella no estaba nada convencida. La conversación fué más o menos así:

Yo: déjame ver si te lo puedo quitar

Ella: no, no, nada de quitármelo

Yo: vale, sólo quiero ver si se te va a caer ya. Acércate por favor

Ella: vale , me acerco pero ten cuidado

Y se acercó y le toqué el diente (sólo lo toqué un poquito, lo juro) y ella echó la cabeza hacia detrás porque le dió impresión y el diente salió volando…..hasta caer en un seto enorme que tenemos junto a la puerta de mi casa.

Lo buscamos y lo buscamos y no encontramos nada entre tantas plantas.

Así que mi caja para guardar los dientes sigue vacía y el diente sigue perdido por ahí entre la maleza…quién sabe, quizás cuando podemos las plantas aparezca de repente 🙂

Menos mal que ella ya sabe quién es de verdad el ratoncito Pérez y no se agobió pensando que sin el diente no tendría regalito. De hecho, demostrando su habitual madurez que me asombra tanto me dijo “qué bien que el diente se me ha perdido a mi que sé que el ratoncito Pérez eres tú porque si llega a pasarle a otro niño se habría puesto taaan triste”

Así que ésta es nuestra historia, hemos perdido nuestro primer diente de leche…pero mi hija ha tenido un regalito igualmente 🙂