Continuamos con la Serie de Artículos: con los niños NO y las entrevistas a expertos.

Hoy contamos con Mónica Serrano, psicóloga experta en maternidad y crianza y colaboradora habitual de este blog en la sección “Los viernes la psicóloga responde”. Además es coordinadora del Proyecto Bambulah Portabebés, dedicado al asesoramiento y venta de portabebés ergonómicos y escribe interesantes artículos en su blog Psicología y Crianza.

Tenemos mucha suerte de que haya colaborado con esta entrevista porque esta mujer, además de madre, como psicóloga tiene una sensibilidad muy especial y vale la pena leer todo lo que escribe.

Mónica, hoy vamos a hablar de un tema tan aterrador que sólo de pensarlo me entra miedo: los abusos sexuales a menores ¿Por qué crees que nos cuesta tanto hablar de este tema y enfrentarnos a él?

Hola Pilar, gracias por darme la oportunidad de tratar este tema y ponerlo al alcance de tus lectores. Es una gran labor de difusión por tu parte.

Como bien has dicho, en general nos cuesta mucho hablar sobre el tema de los abusos sexuales a menores. Esto es lógico si entendemos que es un tema relacionado con la sexualidad y el abuso a un menor por arte de un adulto. Es como si nos diese vergüenza abordar estos temas, como si el mero hecho de hablar sobre ellos estuviese mal. Esto responde a una moral cínica que se ha transmitido generación tras generación en nuestra cultura.

Si lo analizamos, nos daremos cuenta de que este tema está silenciado a nivel general. No se trata en campañas publicitarias de prevención de cuestiones sociales, ni como temática en series de televisión, por ejemplo. Es decir, que no es sólo en el seno familiar en el que se silencia este asunto, es en toda nuestra cultura en general.

Se trata de cuestiones muy ocultadas en nuestra sociedad, muchas veces relacionadas con el tabú del incesto, pues el abuso es cometido por parte de un familiar. Esto complica el tema más si cabe y lo silencia incluso más, pues se trata de un tabú social que nos cuesta mucho sacar a la luz.

Además, los abusos pueden ser cometidos por personas de cualquier clase social, profesión, raza o religión. Esto impide que toda la sociedad estigmatice a un grupo social concreto como chivo expiatorio. De esta manera, la ley del silencio se hace necesaria para personas de todos los rangos sociales señalados. Así, ningún colectivo se siente libre para sacar a la luz este tema, pues a todos les afecta por igual.

¿Existe un perfil de abusador? ¿podemos “detectarlo” de alguna manera?

Realmente, no existe un perfil concreto de abusador. Lo que sí se sabe es que, en general, los abusadores son hombres, representando un 94% de los casos y que, en un porcentaje muy elevado, el abusador es un familiar de la víctima.

Como he dicho antes, estos hombres pueden pertenecer a cualquier clase social, ejercer cualquier tipo de oficio y profesión, ser de cualquier raza, religión y nacionalidad. Es decir, que no existen diferencias en cuanto a estos parámetros.

Sin embargo, estas personas poseen una característica común: haber sufrido algún tipo de maltrato en su infancia. Son adultos que se sienten enormemente frágiles a nivel interior.

[pullquote]Los abusadores se sienten enormemente frágiles a nivel interior[/pullquote]

Todos ellos presentan algún tipo de trastorno de su identidad personal, de su autoestima y de las relaciones sociales. El hecho de experimentar algún tipo de separación o de angustia puede ser el desencadenante de los abusos por parte de estas personas. Obviamente, esto no quiere decir en absoluto que el hecho de haber sufrido maltrato en la infancia implique necesariamente que esa persona cometa abusos sexuales en la edad adulta. Lo más probable es que no lo haga. Sin embargo, todos los abusadores sí sufrieron algún tipo de maltrato en su infancia.

En realidad, es difícil detectar a un posible abusador, pero sí pueden observarse comportamientos poco adaptativos en algunos adultos que podrían parecerse a los de un abusador. Sin embargo, la presencia de estos rasgos no conlleva riesgo de abuso en todos los casos. Así pues, es muy complicado detectar al abusador.

¿Existe alguna forma de prevenir el abuso? ¿Qué se puede hacer en el seno familiar para dotar a nuestros hijos con estrategias de prevención?

La prevención del abuso sexual se basa en educar a los niños en la protección de sí mismos bajo el supuesto de que cualquiera puede ser víctima de abusos. Sin embargo, esta educación debe realizarse de manera cuidadosa, evitando el surgimiento de sentimientos de temor en los niños hacia los adultos en general.

Uno de los puntos clave en esta prevención es concienciar a los niños sobre su derecho a controlar el acceso a su propio cuerpo. Es decir, transmitir a los niños que su cuerpo es suyo, íntimo y personal y que son ellos los que deben protegerlo del acceso a otras personas.

[pullquote]Hay que transmitir a los niños que su cuerpo es suyo, íntimo y personal[/pullquote]

También es esencial prevenir situaciones de riesgo, a través del conocimiento y distinción entre las formas de ser tocado. Esto debe realizarse cuidando el no suscitar desconfianza hacia todo tipo de adultos, como ya comenté anteriormente.

Es importante que los niños sean conscientes de que los abusadores no sólo pueden ser desconocidos, si no también personas conocidas o familiares. Esta información es especialmente delicada, pues es susceptible de crear en el niño mucha desconfianza o sensación de inseguridad. Por ello, es muy importante transmitirla con sumo cuidado, relativizando y contextualizando muy bien la información. Una forma de darla sería contando una historia cuyos protagonistas fuesen ajenos al niño o en forma de cuento.

Asimismo, es importante que los niños sepan que los varones también son susceptibles de sufrir abusos, no sólo las niñas. Muchas veces se sobreentiende que las víctimas de abuso sexual son sólo mujeres y esto hace que se prevenga menos en el caso de los niños varones.

Por otra parte, los niños deben tratar el tema de los abusos sexuales sin percibirlos como un tabú, teniendo claro que el niño que los sufra siempre debe contar lo ocurrido a un adulto de confianza.

Muy pocos niños que sufren abusos se lo cuentan a sus padres (que son los que podrían ayudarle) ¿por qué crees que ocurre esto?

Cuando un niño sufre abusos sexuales, también está experimentando una manipulación de sus relaciones afectivas, un discurso culpabilizante y mentiroso por parte del adulto y la obligación del silencio y el secreto.

Así pues, el niño está siendo manipulado a nivel emocional. La relación con el abusador tiene componentes afectivos que propician esta manipulación. El niño puede sentirse culpable por lo sucedido, atribuirse a sí mismo la responsabilidad de los hechos.

Además, el niño sufre un trauma debido al abuso y tiene una necesidad imperante de adaptarse a la situación debido a la dependencia, la manipulación y la sumisión que el impone el adulto abusador.

Es por ello por lo que la mayoría de los niños no se lo cuentan a sus padres.

La situación se complica aun más cuando el abusador es un familiar (lo cual sucede en un alto porcentaje de los casos, como ya comenté antes). En estos casos, la manipulación de los vínculos afectivos y la imposición de la ley del silencio es más difícil de romper.

Por otra parte tengo entendido que a veces los padres no creen a sus hijos cuando les confiesan que han sufrido abusos ¿Cuál crees que puede ser el motivo?

La negación de los hechos y la descalificación del discurso de la víctima es un mecanismo que muchos padres utilizan inconscientemente para mantener a toda costa el equilibrio y la cohesión familiar cuando el abusador es un miembro de la familia.

Cuando el abusador es un desconocido, la negación podría ser la primera reacción de los padres ante un hecho enormemente doloroso.

En realidad, cuando unos padres reciben el conocimiento del abuso están experimentando una pérdida emocional fuerte: la pérdida del bienestar emocional y físico de su hijo, de la inocencia del niño, de la seguridad del pequeño, de la confianza hacia el adulto… Como toda pérdida, ésta también conlleva un proceso de duelo y la fase inicial del duelo es la negación de lo ocurrido. Este mecanismo emocional podría explicar, en cierta medida, por qué algunos padres no creen a sus hijos cuando éstos les cuentan que han sufrido abusos.

Además, vivimos en una cultura adultocentrista, es decir, centrada en las necesidades, percepciones y condiciones adultas. Esto conlleva a la infravaloración del mundo infantil y, muchas veces, a la falta de respeto hacia los niños. De esta manera, cuando el niño es víctima de los actos de un adulto, se hace complicado dar credibilidad al niño por encima del adulto. De manera predeterminada y generalizada se va a otorgar mayor credibilidad al adulto que al niño. Esto incide, también, en el hecho de que muchos padres no crean a sus hijos cuando éstos les cuentan que han sufrido abusos sexuales por parte de un adulto.

 ¿Qué consecuencias puede haber en el niño que ha sufrido abusos?

El abuso sexual es una traición al niño por parte de un adulto (en el que, generalmente confiaba). Las consecuencias que esta traición tienen en el niño dependerán de varios factores, como la frecuencia y la duración de los episodios de abuso, la relación del niño con el autor de los abusos, la edad del niño en el momento del abuso, la reacción de las personas de su entorno cuando el niño revele so sucedido, las habilidades personales del niño y el apoyo y el consuelo con el que pueda contar ese niño.

Sin embargo, sí se pueden describir algunas consecuencias inmediatas del abuso como comportamientos infantiles y actitud de rechazo en el niño, decremento de las relaciones con los iguales (aislamiento), comisión de actos delictivos o antisociales, conductas o conocimientos sexuales extraños.

En el ámbito escolar, los niños que han sufrido abusos experimentan un descenso importante de su rendimiento académico y problemas de concentración.

Estos niños también pueden experimentar alteraciones del sueño, retraimiento, depresión e ideación suicida,

Las consecuencias a largo plazo no pueden generalizarse, pues dependen de los factores que he indicado antes (edad del niño, relación con el abusador, frecuencia y duración de los episodios…).

 ¿Hay alguna forma de reconducir la situación o las secuelas las sufrirá para siempre?

Verdaderamente, la magnitud de las secuelas y la posibilidad de reconducir la situación dependerán de las características del niño en el momento del abuso, la frecuencia y duración de los abusos, la relación del niño con el abusador, de la misma manera que te comentaba en la respuesta anterior. Cada caso es distinto, así que el pronóstico del mismo también.

Probablemente, en algunos casos, haya secuelas difíciles de superar. Sin embargo, siempre indispensable el apoyo y cariño de las personas cercanas al niño (especialmente sus padres) y la recepción de terapia profesional. Esto ayudaría a reconducir la situación, por su puesto.

¿Qué pueden hacer los padres de un niño que confiesa haber sufrido un abuso sexual para ayudarle?

Evidentemente, los padres de un niño que confiesa haber sufrido abusos deben, en primer lugar, dar credibilidad a su hijo, no dudar de él, pues esto generará al niño más inseguridad y desconfianza.

Deben ofrecerle un espacio de contención en el que expresarse, contar lo sucedido. Obviamente, deben responder a su relato con mucho cariño y mostrándole todo su apoyo.

[pullquote]Es importante que los padres traten de evitar los sentimientos de culpa al niño[/pullquote]

Es importante que los padres traten de evitar los sentimientos de culpa al niño, le permitan hablar de lo sucedido y, sobre todo, que busquen ayuda profesional. En estos casos, el apoyo profesional especializado es indispensable para la sanación de los daños emocionales sufridos por el niño.

 ¡Muchas gracias!

Gracias a ti por acercarnos a todos a este tema tan complejo y preocupante y contribuir a romper un poco el silencio que existe en torno al mismo.