Muchas mujeres tenemos un maldito complejo de superwoman por el cual nos pensamos que podemos alargar el día y que somos capaces de hacerlo todo sin ayuda. Y cuando digo todo, me refiero a todo:

  • cuidar del bebé
  • tener la casa impecable
  • las camisas perfectamente planchadas todos los días
  • cocinar cocina sana y casera
  • hacer deporte para sentirnos bien y atractivas
  • ponernos guapas: peluquería, manicura, maquillaje…
  • trabajar fuera de casa ocho horas (o diez o lo que haga falta)
  • preparar bizcochos caseros para la fiesta del colegio
  • coser a mano los disfraces de nuestros hijos
  • acudir a todas las reuniones de padres con una sonrisa
  • etc…
¿Te agobia esta lista? pues muchas mujeres piensan que ¡pueden cumplirla!!

Por otra parte, hay otras mujeres que no son realmente conscientes del cambio de vida que supone tener un bebé en casa. Escuchan por todas partes que los bebés sólo comen y duermen y ¡se lo creen! por lo que cuando llegan a casa del hospital y se dan cuenta de que el bebé es un ser dependiente, que duerme siestas de diez minutos, que son las cinco de la tarde y que todavía no le ha dado tiempo ni de comer ni de ducharse…se le cae el mundo encima.


¿Y cuál es la opción? ¿dejar llorando al bebé? Por supuesto que no.

Lo cierto es que sólo el hecho de convertirte en madre ya es una situación bastante estresante por sí misma. Pensar que esa personita depende de ti para todo, que sólo tú puedes entender lo que necesita y ver que a veces no sabes ni por dónde empezar, puede poner nervioso a cualquiera.

Hay que pasar una especie de “duelo” en el que decimos adiós a nuestra antigua vida y dejamos entrar a nuestra nueva vida con alegría. Hemos renunciado a muchas cosas sí (ir al gym, ascenso laboral, sexo salvaje en la cocina..), pero nuestros hijos compensan todo eso y mucho más ¿a que sí?

Unos consejos para mejorar el ambiente

1. Usa portabebé

Hacer las cosas de la casa con un bebé llorando o reclamando tu atención cada cinco minutos no es viable, así que lo mejor es colgarte al niño en un portabebé ergonómico y llevarlo contigo mientras haces las tareas.

De esta forma el bebé puede mamar cuando lo necesite y lo más seguro es que se quede dormido en seguida y durante mucho más tiempo que si lo acuestas en la cuna, así que ¡todos ganamos! El porteo indoor fue mi salvación durante muchos meses.

2. Rebaja tus expectativas

Pensar que puedes tener la casa impecable con un bebé no es muy realista, asúmelo. Se que es difícil aceptar que los trastos van a convivir contigo unos años, pero de verdad que todo mejora cuando nos damos cuenta de que queremos conseguir un imposible.

¿Que tienes amigas con unas casas en las que se podría comer en el suelo? bueno…yo también tengo, pero lo que no sabes es a lo que están renunciando para conseguirlo. Yo por ejemplo, prefiero ponerme a jugar con mis hijas a los trenes que ponerme a limpiar los baños y considero que ese tiempo invertido con ellas es mucho más importante que una casa impoluta.

3. Rebaja las expectativas de los demás

A veces no somos las madres las que pensamos que la casa debería estar perfecta, incluso con un bebé al que cuidar…¡a veces son los maridos los que se quejan! o peor ¡las suegras o nuestras madres!

Intenta explicarles a todos, sin ponerte nerviosa, que las cosas han cambiado y que ya no vas a poder ocuparte de todo como antes. Ellos también deben asumir que la casa ya no estará perfecta ¡y dejar de criticar!!

4. Pide ayuda

Cuidar de un bebé ya es suficiente trabajo. Si además tienes otros hijos el trabajo se multiplica.

Muchas mujeres piensan que la casa y los niños son un todo indivisible pero eso no es así. Cuidar de los niños es un trabajo y cuidar de la casa es otro muy diferente. Así que, si una madre se ocupa de la casa y de los niños, en realidad tiene dos trabajos, así que no se le puede exigir que haga ninguno a la perfección.

El papá puede ayudar, la familia o incluso una asistenta que venga unas horas para descargar trabajo.

A veces a las mamás nos cuesta mucho pedir ayuda, pero créeme que el momento de criar es el momento de tu vida en el que más ayuda necesitarás, así que ¡no te cortes!

Quizás tu madre está encantada de hacerte la comida y llevártela en tuppers o tu suegra prefiere hacerte la compra. A lo mejor tu marido está esperando que le digas qué debe hacer para ayudarte, así que déjales a todos que te ayuden y se sientan parte de tu crianza.

5. Incluye a los hijos mayores en las tareas

En una casa donde hay hijos más mayores, cada persona puede tener sus tareas. A veces es peor el remedio que la enfermedad porque tus hijos te quieren ayudar a cocinar y lo ponen todo perdido pero ¡tienen que aprender! y nosotras debemos entender que son pequeños y que sólo quieren echar una mano.

Si ya son mayorcitos, pueden ayudar recogiendo su cuarto, poniendo y recogiendo la mesa, ayudarte a tender la ropa…cada familia sabe lo que pueden y no pueden hacer sus hijos, pero yo creo que es bueno que cada uno tenga un trabajo asignado y además a los niños normalmente les encanta ayudar y les motiva mucho que les demos una responsabilidad de este estilo.

6. Respira y piensa que pasa rapidísimo

Aquí quiero copiarte un poema absolutamente precioso que escribió una mamá bloguera: Jessica Gómez del blog Háblame Bajito

RESPIRA. Serás madre toda tu vida.

Enséñale las cosas importantes. Las de verdad.
A saltar en los charcos, a observar a los bichitos,
a dar besos de mariposa y abrazos muy fuertes.

No olvides esos abrazos y no se los niegues NUNCA:
puede que dentro de unos años los abrazos que añores
sean los que no le diste.Dile CUÁNTO LE QUIERES
Siempre que lo pienses.
Déjale imaginar. Imagina con él.
Déjale llorar. Llora con él.
Las paredes se pueden volver a pintar.
Los objetos se rompen y se remplazan continuamente.
Los gritos de mamá DUELEN PARA SIEMPRE.
Puedes fregar los platos más tarde.
Mientras tú limpias él crece.
Él no necesita tantos juguetes.
Trabaja menos y quiere más.
Y, sobre todo,RESPIRA.
Serás madre toda tu vida.
Él sólo será niño una vez.

Pues eso, respira y piensa que tu bebé crecerá muy rápido. No vale la pena perderse sus momentos por nada, antes de que te des cuenta será un niño grande que saltará y correrá solo…y no te necesitará tanto.

Así que respira y disfruta de este momento. Saboréalo, que pasará pronto.

¿Y tú te sientes desbordada porque tu bebé “no te deja hacer nada”? osea…que no te deja hacer nada que no sea cuidar de él, que ya es mucho 🙂