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Hoy quiero seguir publicando las historias de lactancia que mis fantásticas lectoras me siguen mandando. Si quieres que publique tu historia de lactancia en el blog sólo tienes que mandármela a maternidadcontinuum@gmail.com.

Hoy publico la historia de Mónica, autora del blog Maternidad Consciente, que nos explica cómo superó sus dudas sobre su capacidad de amamantar a su bebé. Te dejo con ella:

Hola Pilar. Mi historia de lactancia es la siguiente: 

Siempre supe, aunque no sabía muy bien por qué, que quería amamantar, era simplemente algo que me parecía natural y sano, aunque también tenía mis propios prejuicios y preconceptos sobre el tema. Por ejemplo, siempre pensé que amamantar era algo que dependía de la suerte (algunas mamás pueden y otras, no).

Cuando nació mi hija, yo sabía mucho de embarazo y parto, porque había leído muchísimo mientras ella estaba dentro de la panza, pero no sabía nada (nada!) de todo lo que iba a pasar después de su nacimiento.

Como tenía doble vuelta de cordón y jamás logró encajarse, terminamos en una cesárea, y en la clínica tardaron alrededor de 5 horas en traer mi beba a la habitación, alegando que estaban controlándola porque tenía sus latidos un poco acelerados. Hoy me da mucha bronca el tiempo que la tuvieron alejada de mí, pero en fin, todas estas cuestiones complicaron y retardaron la subida de la leche, así que cuando finalmente la tuve conmigo, si bien ella intentaba lactar, no obtenía nada y terminaba llorando desconsolada por el hambre.

Los médicos tampoco ayudaron, ya que fue muy pobre la educación que me brindaron sobre el tema, limitándose a decirme que si no me salía leche, le diera fórmula, e incluso la clínica que facilitaba la leche (costo incluído) cada 3 horas.

Así fue que nos dieron el alta con la leyenda “alimentación mixta” en su libretita de recién nacida. Aunque más que mixta era fórmula pura, porque poco y nada era lo que obtenía de mis pechos.

Cuando llegamos a casa las cosas no se hicieron más fáciles: mi mamá y mi suegra me decían que no tenía leche, que no iba a poder amamantar, que no la haga pasar hambre y que le de la mamadera para que se alimente. No las culpo, era lo que los médicos les decían a ellas en sus épocas.

Pero mi hija y yo estábamos decididas a seguir intentándolo, así que cada 3 horas la ponía al pecho y ella succionaba con fuerza para obtener algunas gotas, trabajando durante casi una hora cada vez. Todo esto terminó en unas terribles grietas en mis pezones, que sangraban y me dolían hasta las lágrimas.

Los que me quieren (incluido mi esposo), al ver semejantes escenas de tortura, me alentaban a abandonar mi intento de lactar, invocando que me hacía daño a mí y no le daba ningún beneficio a ella, porque en fin no tenía leche.

Pero nunca dudé que quería amamantar, aunque sí dudé mucho de mi capacidad para hacerlo. Entonces empecé a leer, buscar información, preguntar a madres que lo habían logrado. Y finalmente lo logré yo también a fuerza de mucha voluntad, unos mágicos “aireadores de pezón” que encontré en una farmacia, la famosa crema de caléndula, mucho amor, dedicación exclusiva y el lema “a demanda” que vino a desterrar la alimentación cada 3 horas.

En algún momento dentro de todo este proceso se terminó el dolor, nosotras nos volvimos íntimas y unidas, amamantar se convirtió en un verdadero placer y un momento único de amor entre mi hija y yo, mi esposo aprendió a escuchar y apoyarnos y hasta se terminaron las mamaderas.

Hoy mi hija tiene 11 meses y medio y seguimos con la lactancia, todavía dispuestas a seguir desterrando mitos y luchando contra unas cuantas críticas que nos encontramos en el camino.

Espero que mi historia pueda servir a muchas mamás que están pasando por situaciones semejantes.

¡Muchas gracias Mónica por esta historia de superación! Estoy segura de que hoy muchas madres confían más en sí mismas para amamantar a sus hijos.

Si quieres leer los relatos de más de 50 madres lactantes entra aquí y lee el libro de mi amiga Mónica Salazar y si quieres contribuir con tu propia historia, escribe a maternidadcontinuum@gmail.com

Si quieres leer más historias aquí tienes las anteriores:

– La historia de Eva

– La historia de Sylvia

– La historia de Sandra

– La historia de Carlota

 – La historia de Conchi

– La historia de Carla Candia

– La historia de Ana

– La historia de Susana

– La historia de Isabel María

– la historia de Ana María

– La historia de Alexandra

– La historia de Carolina parte 1

– La historia de Carolina parte 2

– La historia de Ingrid

– La historia de Eva

– La historia de Irene

– La historia de Luci

– La historia de Noelia

– La historia de María

– La historia de Bea

– La historia de Virginia