Hermanas_beso

 

Ya sabemos que cuando te conviertes en madre, también te conviertes en una especie de “diana atrapacríticas”.

Si además, eliges un estilo de crianza que se sale de lo mayoritario (como es mi caso), las críticas crecen de manera exponencial.

” No lo cojas en brazos que se va a malacostumbrar”, “este niño está tomándote el pelo”, “si duermes con tu bebé nunca podrás sacarlo de la cama”,  “amamantar a niños que hablan y andan es de indígenas” , “eso de portear es una moda y es una chorrada”, “déjalo llorar para que se le ensanchen los pulmones”, “este niño lo que necesita es un cachete a tiempo” etc…Todas son frases verídicas que yo he escuchado y seguro que tú también.

Además, cuando el niño tiene algún comportamiento que se sale de lo ideal, entonces la culpa es tuya.

Comportamientos que en realidad son absolutamente normales en los bebés o niños pequeños, pero que parece que en esta sociedad lo hemos olvidado.

Si el niño tiene rabietas, si se despierta por la noche, si grita cuando se enfada, si no comparte sus juguetes, si no quiere acabarse toda la comida del plato, etc. es porque lo has malcriado y no sabes hacerlo bien.

Algunos adivinos incluso aventuran que debido a esos comportamientos, seguro que tu hijo se va a convertir poco menos que en un delincuente.

¿Y qué pasa cuando el niño se comporta bien? Entonces es porque tienes suerte 😉

Cuando mis hijas eran bebés yo recibí las mismas críticas que todo el mundo. También me dijeron que mis hijas se me subían a la chepa, que eran malcriadas y que debía darles un cachete de vez en cuando para que aprendieran quien manda en casa.

Ahora que ya han crecido (8 y 4 años) me dicen que tengo mucha suerte.

Mis hijas son maravillosas, divertidas, generosas, cariñosas, listas, preciosas…todo eso y mucho más. Y se que he tenido mucha suerte de ser su madre, pero no porque coman mucho o duerman del tirón. He tenido suerte porque son las personas más increíbles que conozco y doy gracias por ser su madre todos los días.

Tienes suerte porque tu hijo duerme muy bien

Mi hija pequeña duerme acompañada desde el día en que nació y la mayor cada noche decide dónde quiere dormir, en su cama o en la nuestra.

Es cierto que mis hijas duermen genial, pero mientras fueron bebés se despertaban todas las noches varias veces igual que todos los bebés.

Mis ojeras me han llegado hasta las rodillas muchas veces, no creas que no se lo que es pasar noches en danza….pero nunca las he dejado llorando solas en su habitación.

Ellas siempre han tenido la seguridad de contar con sus padres por las noches y eso las hace dormir tranquilas y confiadas.

Tienes suerte porque tu hijo no tiene berrinches

Mis hijas SI han tenido berrinches, como todos los niños del planeta imagino 😉

Es cierto que las rabietas son complicadas, pueden ponerte muy nerviosa y sacar lo peor de ti pero es una oportunidad magnífica para revisar tus propias emociones y acompañar al niño para que las pueda madurar y gestionar.

Tienes suerte porque tu hijo se comporta bien

Mis hijas también fueron pequeñas y también montan desastres de vez en cuando. Es verdad que ellas tiene muy presente que no nos podemos comportar igual en casa que en otra parte, entre otras cosas porque lo hemos hablado muchas veces. También saben que si estamos en algún lugar público hay que respetar a las demás personas y no hacer nada que pueda molestar al resto: gritar, correr, tirar cosas, etc.

¿Cómo consigo que se comporten bien? No existe una solución universal y cada familia encontrará la suya. Mientras mis hijas fueron bebés, intenté llevarlas lo menos posible a sitios donde se pudieran aburrir .

Además, tanto mi marido como yo siempre intentamos estar con ellas haciéndoles caso. Si les estoy contando un cuento o estamos jugando a algo, ellas están entretenidas y contentas.

Y por otra parte, somos muy constantes explicando las cosas. Ya sabes lo que digo: repetir, repetir y repetir.

¿Has visto esos niños que corretean por las mesas en los restaurantes molestando a todo el mundo? ¿has visto lo que hacen sus padres? pues yo hago justo lo contrario.

Tienes suerte porque tu hijo come muy bien

Mi hija mayor siempre ha sido estrechita y delgada. Cuando era bebé comía muy poco, bastante menos que sus amigos y sus compañeros de clase.

Todos los años tenía que hablar con sus profesoras al empezar el colegio para pedirles que no la obligaran a comer, que ella es así, que está sana y que si la obligan acabaría vomitando. Todos los años la misma pelea (que eso da para otro post), hasta que un día cambió.

Ahora sigue siendo igual de estrecha y delgadita pero come como si no hubiera mañana.

Reconozco que la primera vez que la vi comerse un bocadillo entero casi lloro de la alegría 😉 pero nunca la hemos obligado a comer ni a terminar lo que hay en el plato, simplemente hemos esperado a que ella tuviera hambre.

Tienes suerte porque tu hijo comparte

¿Sabes ? jamás he obligado a mis hijas a compartir sus juguetes. Ni siquiera entre ellas.

Ellas solas se han dado cuenta que es más divertido cuando compartes la pelota y juegas con otros niños. Así que normalmente están encantadas de prestar sus juguetes a sus amigos.

¿Y si no quieren compartir algo? pues no lo comparten y no pasa nada. Sus cosas son suyas y ellas deciden. Yo no comparto mi coche con todas las personas con las que me cruzo por la calle y sin embargo me considero una persona generosa.

Tienes suerte porque tu hijo no pega

En mi casa no hay muchas normas, pero hay una que se cumple a rajatabla: no pegamos, no insultamos y no nos gritamos.

Cuando mi hija mayor era pequeña tuvo una época de “mano suelta”. Imagino que era su manera de soltar el estrés y yo entiendo que los pequeños que no saben gestionar sus emociones, a veces se comportan de esa manera. Lo entiendo, pero no lo permito.

En mi familia no está permitida la violencia y con mucha paciencia y constancia se lo expliqué a mi hija cientos de veces, hasta que al final lo entendió.

Ahora tengo suerte porque mis hijas no pegan.

¿Entonces tengo suerte o no?

¡Claro que la tengo! Pero no por lo que la gente cree.

Tengo suerte porque mis hijas son unas personas excepcionales y yo soy muy afortunada por poder compartir mis días con ellas.

Tengo suerte porque gracias a ellas he crecido como persona y he aprendido las cosas más importantes de la vida.

Tengo suerte porque mis hijas no son perfectas y eso me hace mejorar a mi como persona (ya que no hay nadie más imperfecta que yo).

Yo tengo suerte ¿y tú?

Imagen gracias a http://www.freedigitalphotos.net/