¿Hay algo que nos estrese más a los padres que ver a nuestros hijos pelear? Seguro que muy pocas cosas.

Es duro ver a las personitas que más quieres en el mundo discutir sin parar, primero porque se crea un clima familia incómodo y muy tenso, y segundo porque no sabes qué hacer ¿es mejor que intervenga? ¿me pongo a favor de alguno de ellos? ¿y si llegan a las manos? ufff, un agobio.

Muchas madres me preguntan sobre este tema y aunque yo tengo bastante suerte porque mis hijas no discuten mucho, de vez en cuando sí pelean (es inevitable creo yo) y reconozco que lo paso fatal.

Encontrar el motivo de la pelea a veces es complicado porque muchas veces se empieza discutiendo por una cosa y acaban saliendo temas antiguos no resueltos, con lo que la bola se hace enorme.

Según Laia Simón, directora de Comunicación Eficaz, asesora familiar especializada en comunicación empática, maestra y madre Las peleas entre hermanos no tienen porqué ser, muy diferentes de las que pueden tener con sus amigos, aunque por el vínculo emocional que les une y el espacio y familia que comparten pueden darse con más frecuencia. En cualquier caso, se trata de conflictos en los que unos hechos objetivos despiertan sentimientos, y eso, más que el hecho que sean hermanos, tiene mucho que ver en cómo son las personas que viven esas acciones y qué recursos tienen a su alcance para abordar esas situaciones: asertividad, empatía, autoestima, confianza y seguridad…

Así que todo el mundo discute, pero los hermanos debido al vínculo emocional y a que pasan más tiempo juntos, discuten con más frecuencia.

Pienso que las discusiones forman parte de todas las relaciones ¿quién no discute con su pareja? ¿quién no se ha enfadado alguna vez con una amiga? pero el problema viene cuando las discusiones se dan todos los días y a todas horas porque al final es algo que afecta a toda la familia.

En esos casos es conveniente intervenir en las peleas aunque “intervenir a veces se confunde con la idea de ser los jueces que dictaminen quién es el bueno y quien el malo. Aún así, la intervención no siempre es necesaria y a veces es bueno saber observar para conocer cuáles son las habilidades que tienen nuestros hijos para resolver sus problemas, siempre que eso no lleve a ningún tipo de agresión hacia sí mismo, la otra persona o el entorno” comenta Laia Simón.

Así que si no ha llegado la sangre al río viene bien observar cómo reaccionan nuestros hijos y qué herramientas tienen para resolver sus conflictos.

Alejandra Rocha, psicóloga, creadora de Lunacer y promotora de maternidad consciente nos explica cómo intervenir en las peleas “En caso de intervenir: a) Acompañar (pero antes: darse un momento para respirar y estar disponibles en cuerpo y mente) b) Escuchar y contener a la parte que necesite prioridad de ser contenida. Una vez bajada la intensidad hay que establecer el diálogo mediante preguntas en las que ellos puedan llegar a meditar desde su nivel, sus actos, consecuencias y propuestas para una mejor convivencia”.

Para intervenir en las peleas de hermanos hay que acompañar, escuchar y contener para bajar la intensidad. Alejandra Rocha Clic para tuitear

Toda esta información está genial, sin embargo a todos nos gustaría que nuestros hijos discutieran menos y creo que podemos hacer cosas para que el clima familiar sea más relajado y las broncas no sean una constante.

Carolina Sánchez, psicóloga especialista en transtornos de conducta y creadora de la web pedagogía neurodiversa nos da algunas claves para prevenir las discusiones entre hermanos:

  • Ser proactivo e intervenir antes de que se llegue a un conflicto mayor
  • Calmar situaciones
  • Mediar si hiciese falta
  • Invertir tiempo en actividades y conocer recursos para solucionar este tipo de situaciones
  • Dedicar tiempo en hacer cosas para el grupo familiar: trabajando la cohesión, la tolerancia y el respeto
  • Conocer las necesidades reales de cada niño y buscar los recursos, adaptar contextos.

Alejandra Rocha ofrece algunos ejemplos de cosas que se pueden hacer para propiciar el buen ambiente familiarproponer actividades familiares, dar espacios de juego libre como individuales y propiciar algunas actividades entre hermanos (especialmente donde se puedan desarrollar cada uno desde sus propias capacidades permitiendo el intercambio de conocimientos que eso de manera natural se da entre los peques)

Asimismo Laia Simón nos invita a “evitar las comparaciones y fomentar una autoestima saludable. Parecen dos ideas alejadas de la resolución de conflictos, pero las comparaciones y la falta de autoestima que las acompañan pueden generar mucha rivalidad entre los hermanos“.

Resumiendo

Las peleas entre hermanos son normales y parece que inevitables dado el vínculo emocional, el tiempo que pasan juntos y el espacio que comparten, aunque se pueden intentar evitar en la medida de los posible.

Ofrecer actividades familiares, evitar las comparaciones, conocer bien a nuestros hijos y fomentar el respeto en todo momento ayuda a que haya menos conflictos entre ellos y por tanto, haya mejor clima familiar.

¿Qué crees que se puede hacer para evitar o prevenir las discusiones entre hermanos? ¿Hay solución o se trata de tener paciencia y esperar? me encantará leer tu opinión en los comentarios.