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Como todas las semanas contamos con Mireia Long para que nos hable de temas relacionados con la crianza y la educación de nuestros hijos que pueden cambiar nuestra vida a mejor.

Mireia_LongMireia Long es Co-directora y fundadora de La Pedagogía Blanca. Experta en antropología de la crianza y la educación, en pensamiento divergente, en establecer límites sin castigos y comunicación no-violenta, en aprendizaje online y cooperativo, en organización de espacios educativos y en altas capacidades.

Licenciada en Geografía e Historia, profesora, conferenciante, madre homeschooler. Ha trabajado además como periodista, publicista y actriz. Autora de los libros: “Una nueva maternidad” y “Una nueva paternidad”.

Desde hace varias semanas estamos tratando el tema de la Alta Capacidad en la educación con varios artículos relacionados. Si te apetece leerlos aquí tienes los enlaces:

Y hoy Mireia nos habla de algo que ocurre muy frecuentemente: el fracaso escolar o el bajo rendimiento en los niños con alta capacidad.

El bajo rendimiento escolar en los niños con Alta Capacidad

Una de las cuestiones más preocupantes sobre los niños con Altas Capacidades es el alto índice de fracaso escolar, desmotivación y bajo rendimiento que pueden presentar. Aunque no podemos dar datos totales puesto que la detección es todavía parcial, algunas fuentes señalan que podría ser de entre un 60 y un 80% de ellos.

Pero, ¿qué puede llevar a que un niño con Altas Capacidades se desmotive y se descuelgue del aprendizaje? Las causas son multifactoriales aunque, en mi opinión, las más evidentes son achacables al sistema educativo, pero no son las únicas.

Por un lado hay que señalar la falta de una uniformidad en los criterios en cada Comunidad Autónoma y el que no se realicen cribados universales, lo que retrasa y hasta imposibilita que todos los niños con Altas Capacidades sean identificados y atendidos lo antes posible.

Por otro lado, los propios docentes pueden tener un gran desconocimiento sobre las necesidades de estos niños o su manera de funcionar en el aula. La falta de formación, de medios humanos y técnicos hace que, además, la atención sea claramente deficitaria y muchas veces las propuestas sean de limitadísima repercusión real: programas de enriquecimiento que no responden a la individualidad y no son efectivos, aumento de contenido lectivo pero con la misma metodología o avances de curso que no siempre son funcionales.

Pero más allá de eso, volviendo a la disposición del docente, creo que es indispensable señalar que sigue habiendo maestros que manifiestan desconfianza hacia esta “moda” de las Altas Capacidades, ven a los alumnos como molestos en su organización normal del aula o les exigen, para reconocerlos, que tengan excelentes resultados académicos y poco más.

Muchos maestros carecen de formación en educación para Altas Capacidades y algunos tienen prejuicios sobre la superdotación. Siguen existiendo estos maestros que afirman que nunca han tenido un alumno superdotado y lo dicen convencidos.

[Tweet “Hay maestros sin formación en educación para Alta Capacidad y con prejuicios con la superdotación”]

Quizá uno de los problemas más serios es que no comprenden que los alumnos con AACC pueden tener un desarrollo asincrónico o esperan que tengan siempre un rendimiento escolar sobresaliente. Entonces, al encontrarse con la realidad, exigen en exceso que académicamente tengan magníficos resultados, los presionan o les transmiten que no se esfuerzan, sin saber valorar en lo que cada niño es brillante.

Tener expectativas académicas exigentes no siempre produce buenos frutos, pues los niños, perfeccionistas y presionados, terminan desconfiando de su capacidad y sienten la frustración del maestro (y de los padres) provocándoles una reacción de rechazo y falta de confianza en ellos mismos.

Además, si se espera que no tengan ningún problema y no se les ayuda, no se les enseña técnicas para desarrollar su potencial, no se considera que se deben usar con ellos recursos y la atención porque otros con problemas de aprendizaje los necesitan más y encima se les señala frente a los compañeros, los propios niños pueden intentar hacer invisibles sus diferencias y buscar, simplemente, no destacar, aunque de este tema trataré la semana que viene con mayor profundidad.

[Tweet “Los niños con alta capacidad pueden intentar hacerse invisibles y no destacar si no son atendidos”]

Para terminar, si la política escolar no apuesta firmemente por la detección, la aceleración, los programas de enriquecimiento realmente efectivos y desalienta que se agrupen alumnos por capacidad e intereses en algunas áreas, los niños dejan de recibir la atención que necesitan, que debería basarse en la individualización, la complejidad y el reconocimiento de los ritmos personales de aprendizaje.

Si la organización educativa y los maestros no atienden como necesitan a estos alumnos la consecuencia final supondrá que sientan apatía, aburrimiento, falta de motivación y una enorme desconfianza del sistema y los docentes, consiguiendo que la escuela deje de tener sentido para ellos y no vean los posibles beneficios que de ella podrían obtener, perdiéndolos por completo y convirtiéndolos, a medio plazo, en alumnos abocados al fracaso escolar y la pérdida de autoestima, conductas disruptivas y a que su potencial nunca se desarrolle.

En la Pedagogía Blanca trabajamos con padres y maestros para que estén preparados para ofrecer a cada alumno recursos personalizados y motivadores, así que si este tema os interesa, os animo a visitar nuestro proyecto.

www.pedagogiablanca.net