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Aunque seas una persona que nunca se pone enferma y no suele ir al médico, en el momento de tener un hijo te aseguro que vas a visitar a muchos profesionales de la salud, aunque sólo sea para las revisiones rutinarias: ginecólogos, enfermeras,  matronas, pediatras, enfermeras pediátricas…

Hay personas que hablan maravillas de sus pediatras o enfermeras pediátricas. Tienen la suerte de tener a su disposición a profesionales respetuosos, cariñosos y bien informados.

No todo el mundo tiene tanta suerte. Algunos profesionales de la salud se creen con derecho a opinar  no sólo sobre la salud del niño (que es su trabajo) sino sobre cualquier otro aspecto relacionado con su crianza; y dado que cada dos por tres hay que acudir a la consulta,  más vale estar preparado para cuando eso ocurra.

Como Asesora de Lactancia (y como mamá bloguera que recibe cientos de correos a diario y que soy incapaz de gestionar a tiempo…lo siento!) estoy bastante acostumbrada a leer las quejas de las madres sobre sus pediatras cotillas o sus enfermeras que opinan que “a este niño hay que enseñarlo a dormir”.

Bien, pues en base a mi experiencia, me voy a permitir la confianza de darte unos consejos:

No le preguntes

Es verdad que algunos médicos opinan a la primera de cambio pero también es cierto que muchas veces somos las propias madres las que nos “metemos en líos” porque sin pretender abrir la puerta a nuestra casa, le preguntamos al pediatra cosas que no son de su competencia.

Y es que debemos entender que el pediatra sabe muchísimo sobre salud infantil y sobre enfermedades (detección, prevención, etc.) pero ni sabe ni tiene por qué saber nada de crianza infantil.

[Tweet “El pediatra sabe mucho sobre enfermedades pero no tiene por qué saber nada de crianza infantil “]

Es decir, si tenemos dudas sobre sueño infantil, gestión de rabietas, baño del bebé, comportamiento infantil, sobre llevarle o no a la guardería, etc. no debemos preguntar a ningún pediatra.

En la carrera de medicina no enseñan estas cosas (ni deberían hacerlo), así que el pediatra contestará con su opinión personal.

Y la opinión personal de una persona es igual de válida que la de cualquier otra (aunque lleve una bata blanca).

Infórmate

Hoy en día, gracias a la inmediatez y la facilidad para obtener información, es casi obligado estar informado sobre temas de educación infantil o relacionados con la maternidad.

No vayamos al pediatra de nuestro hijo sin habernos informado de nuestras opciones.

Empodérate y Asume la Responsabilidad

Cuando una persona se ha informado correctamente y ha tomado su decisión de forma meditada es difícil hacerla dudar o que se sienta intimidada por opiniones contrarias.

Hay personas muy fuertes y muy empoderadas desde el mismo momento en que se enteran que van a ser padres pero en muchos otros casos, el empoderamiento llega después de varias “crisis existenciales”.

Además, debemos saber que la responsabilidad última de las decisiones que tomemos somos nosotros mismos, así que no debemos otorgar esa responsabilidad a nadie más, por mucho que lleve una bata blanca.

Se asertivo my friend

Y si a pesar de no preguntar nada, de estar informado y de estar empoderado resulta que tu pediatra se pone a opinar más de la cuenta desde el momento en el que entras por la puerta siempre puedes contestar algunas de estas frases:

  • Gracias por el consejo pero yo prefiero hacerlo de otra forma
  • Gracias por darme su opinión, aunque la mía es distinta
  • Gracias por expresar su opinión de forma tan sincera, sin embargo le agradecería que respetara mi opción de crianza
  • Gracias por expresar su opinión de forma tan sincera, sin embargo le agradecería que se limitara a revisar la salud del niño, gracias

 

Y ahora es tu turno cuéntame en los comentarios ¿tú tienes suerte con tu pediatra o es de los que opinan demasiado? ¿qué crees que se puede hacer en estos casos?
 

 

Imagen gracias a http://www.freedigitalphotos.net