Seguro que muchas veces hemos oido a personas que dicen que la leche de fórmula es “casi igual” que la leche materna, que los niños se crían igual de sanos y que contiene todos los nutrientes básicos que el bebé puede necesitar.

Esto no es posible. La industria farmacéutica invierte millones de dolares todos los años para mejorar la formulación de la leche de fórmula. La alimentación infantil mueve muchísimo dinero y es evidente que estas empresas quieren conseguir la mejor fórmula para que sea lo más parecida posible a la original que es la leche materna.

Bien, pues por mucho que se invierta y por muchas ganas que le pongan, no creo que consigan nunca obtener una fórmula igual a la leche materna porque la leche materna es un tejido vivo.

Podemos ver en la imagen la comparación entre leche materna (a la derecha) y leche artificial (a la izquierda) donde se observa la diferencia a simple vista entre una y otra .

¿Esto que significa?

Pues varias cosas…por ejemplo que cambia su composición constantemente.

La leche del principio de la toma contiene más agua y azúcar que ayuda a calmar la sed del bebé y va aumentando su cantidad en grasa progresivamente, para saciar al bebé.

Y también cambia su composición en función de la edad del bebé  ya que el calostro no es igual que la leche madura y la leche que succiona un bebé de cuatro meses no tiene la misma composición que uno de dos años.

Y por si esto fuera poco, la leche materna contiene células vivas de carácter inmunológico: linfocitos, macrófagos, mastocitos…

No, lo siento mucho, pero la leche materna no se puede copiar.