Este es un post de Fátima Gallardo que escribe como bloguera invitada. Ella es mediadora familiar y educadora y escribe en su blog Creando Diálogos.

Además, imparte talleres y organiza cursos de escuela de padres en Madrid y alrededores.

Hoy nos va a explicar en qué consiste la mediación familiar, una herramienta que yo creo que es muy útil para llegar a acuerdos en caso de separaciones o conflictos familiares porque todo se plantea desde el diálogo y la buena voluntad.

Aquí so dejo con ella:

Mediación en casos de ruptura de pareja o divorcio

Sé que este blog está especializado en la atención a los hijos, y que este artículo os sorprenderá porque muchos de vosotros y vosotras no pensáis en los conflictos de familia y menos aún, en las rupturas o divorcios. Pero seguro que otras muchas personas que conocéis si los tienen o sabéis de otros que los tienen.

Me gustaría presentaros la mediación como una forma sana de hacer frente a los conflictos familiares y en especial en las rupturas o divorcios, en el que los menores salen menos perjudicados que en un proceso llevado exclusivamente con un servicio de abogados. Y esto si, que os interesará a todos y todas.

En una mediación, se sientan las personas que tienen el conflicto junto con el mediador o mediadora y toman una decisión sobre que hacer con su situación. En el caso de las rupturas o divorcios, la pareja decide que hacer con sus hijos, su hogar o su dinero.

El Mediador les ayuda a poder hablar en este momento tan complicado, cuidando el conflicto y las emociones. Durante el proceso han podido preguntar y asesorarse antes de decidir a sus abogados o personas de confianza. Pero estando siempre, debajo del paraguas de la ley, la Mediación, trata de “devolverle el poder a las personas para decidir sobre sus conflictos, sus vidas…”.

Los costes de una Mediación son inferiores a los de un servicio de abogado exclusivamente. Y su duración es también inferior, entre 6-8 sesiones. Además de tener más éxito en el cumplimiento de los acuerdos.

Pero sobretodo es un proceso más sano para la familia y sobretodo para los menores. Los enfados no se enquistan, se decide con menos problemas, se cumplen mejor los acuerdos y todo eso influye en que los menores vivan estas situaciones como menos traumáticas para ellos.

Si tienes dudas ponte en contacto con nosotros en creandodialogos.com