Varias veces he hablado sobre los gritos en estos casi diez años de blog (que por cierto…celebro diez años algún día de mayo y no se cuál jaja).

He explicado por qué los gritos no son una herramienta pedagógica correcta, he dado trucos para gritar menos, he dado motivos para NO gritar a nuestros hijos, he hablado con expertos sobre el tema para que me den su opinión, he explicado lo que es el Rinoceronte Naranja, etc,

En definitiva, creo que ha quedado claro que no me gustan los gritos y creo que todos los padres deberíamos esforzarnos en gritar menos.

¿Que a veces perdemos los papeles y se nos escapa aun grito? vale, pues pedimos perdón y seguimos adelante, pero si los gritos son la manera de funcionar en nuestra casa o nuestra forma de conseguir que nuestros hijos nos hagan caso, vamos mal.

Hoy quiero hablar de los gritos desde el punto de vista de los niños y quiero escribir este post sobretodo para que las personas que piensan que “no es para tanto” y que “a mi me gritaban y no me ha pasado nada” porque cuando gritamos a nuestros hijos no aprenden respeto y obediencia no…lo que aprenden es esto:

Merezco que me traten mal

Gritar a alguien es tratarlo mal ¿no crees?

A nosotros nos molesta mucho cuando alguien nos grita porque nos parece una falta de respeto, pues a nuestros hijos igual.

Con la diferencia de que ellos nos quieren y nos idolatran y piensan que todo lo hacemos genial, con este razonamiento el niño piensa “si mamá me grita es que me lo merezco porque ella nunca se equivoca”.

Por eso es tan importante rectificar y pedir perdón, para que nuestros hijos entiendan que no se merecen ese trato por parte de nadie y mucho menos por parte nuestra.

Gritar está bien

Si mis padres gritan es que está bien ¿no? así que ellos aprenden a su vez a gritar.

Los niños son nuestros espejos, no lo olvidemos nunca. Puede que no hagan caso a lo que decimos, pero siempre imitan lo que hacemos.

Los niños son nuestros espejos, no lo olvidemos nunca. Puede que no hagan caso a lo que decimos, pero siempre imitan lo que hacemos. Clic para tuitear

Así que es muy fácil, si los padres gritan entonces los niños gritan.

Muchos padres se han dado cuenta de que estaban gritando más de la cuenta cuando se han visto reflejados en el comportamiento de sus hijos.

Se puede gritar para conseguir que alguien más débil me haga caso

De esta manera, nuestros hijos aprenden que pueden tratar mal a los que son más pequeños que ellos o más débiles porque así consiguen que les hagan caso.

Y no nos debemos extrañar si vemos a nuestro hijo gritando a su hermano pequeño o a otros niños en el parque, porque lo ha aprendido en casa.

Mis padres me dan miedo

¿Te has fijado en la cara de tu hijo cuando le has gritado?

¿Es una cara de confianza o más bien es una cara de terror?

¡Qué pena que nuestros hijos nos tengan miedo! ¿no crees?

Yo desde luego prefiero que mis hijas me tengan cariño y respeto, pero no miedo. Ese no es el clima que quiero que haya en mi casa.

Uno se puede equivocar, arrepentirse y pedir perdón

No todo es negativo porque si gritamos a nuestros hijos, nos arrepentimos y les pedimos perdón de forma sincera, al menos les enseñamos algo positivo y es que todo el mundo se puede equivocar y puede disculparse y rectificar.

Les enseñamos la valentía de pedir perdón y nuestro deseo de mejorar.

También les enseñamos que somos personas y que nos equivocamos como todo el mundo.

Y por último les enseñamos cómo intentamos resolver nuestros problemas para no pagarlos con ellos y no hacerles daño.

Desde ya te invito a reflexionar sobre este tema ¿gritas en tu casa? ¿pierdes los papeles a menudo? ¿eres capaz de empatizar con tus hijos y buscar maneras de terminar con los gritos? ¿tu vida es demasiado estresante y por eso gritas? ¿estás demasiado cansada? ¿lo aprendiste en casa de tus padres y es difícil para ti cambiar el patrón?

Sea cual sea el motivo de tus gritos, te invito a pararte un momento y a tomar una decisión firme, porque vale la pena.

Por nuestros hijos vale la pena.

Estoy deseando leer tus comentarios 😉