Mi hija mayor es un poco bichóloga, le encantan los bichos, de cualquier tipo: arañas, gusanos, saltamontes, libélulas…hasta dice que las cucarachas son sus amigas! y como yo les tengo verdadero pánico, pues las chafa con su piececito sin dudarlo, puajjj

Pues nada, que una amiga suya del cole nos ofreció unos gusanos de seda y claro, mi hija está emocionadísima con sus mascotas (como los llama ella). Además es genial, porque les cambiamos la caca todos los días y ella coge todos los gusanos sin ningún asco para sacarlos de la caja de zapatos (menos mal, porque a mi todavía me dan repelús).

Yo también tuve gusanos de seda de pequeña..bueno, en realidad los tuvo mi hermano y yo no les hacía demasiado caso y la verdad es que no me acordaba ni sabía muy bien cómo cuidarlos ni su proceso de reproducción.

¡Menos mal que mi hermano tiene una memoria prodigiosa para todo! y me estuvo explicando que se hacen capullos de seda, que los gusanos se meten dentro y que cuando salen las mariposas hay que tener cuidado de no abrir la caja para que no se escapen y que al cabo de unos días las mariposas sueltan los huevos y se mueren.

Una vez explicado el proceso a mi hija, ella está ansiosa por ver cómo son los capullos, cómo son las mariposas, si va a poder hablar con ellas (esa es su idea..a mi no me preguntéis, jaja), cómo son los huevitos, cómo salen los gusanos bebé de los huevos…todo, todo, todo.

Me maravilla su curiosidad por todo lo que esté vivo, aunque sea un poco asquerosito, le encanta ver cómo las cosas cambian y evolucionan.

En realidad tiene curiosidad por todo, los detalles más tontos que para mi pasan desapercibidos, para ella son evidentes. Y lo peor (o lo mejor) es que te pregunta el por qué de todo y yo  me he dado cuenta de que no sé casi nada…ni siquiera sabía cuidar gusanos de seda 🙂