Hoy contamos con María Pérez, Educadora Social, maestra de refuerzo, buscadora de sueños…autora del libro “Papá, Mamá no fue la Logse” y del blog No fue la Logse que inspiró la creación del libro. Ella es una mujer creativa, entusiasta con un gran sentido del humor…una mujer que está buscando su “elemento“.

El libro se puede descargar gratuitamente desde su página y os recomiendo que lo leáis porque vale la pena.

Cuéntame un poco de tu historia ¿Cómo y por qué se te ocurrió escribir el fantástico libro Papá, Mamá, no fue la LOGSE?

Pues fue un poco extraño, era la Noche Vieja de 2010. Estaba en mi casa pensando que otro año pasaba y yo seguía en paro, así que empecé con algo de escritura terapéutica y escribí una reflexión titulada “Manifiesto melodramático para un inicio de año”, donde intentaba analizar las causas de mi situación laboral – y las de toda mi generación – y no pude evitar recordar mis años como estudiante, a pesar de que tuve buenos profesores.

Lo cierto es que el libro empezó como un blog sobre mis experiencias como profesora de refuerzo educativo, pero pasado un tiempo me di cuenta de que no tenía la constancia para llevarlo. Al fin y al cabo siempre quise ser escritora, con el estereotipo de inconstancia que eso conlleva….

Tu libro es bastante crítico con el sistema educativo español ¿Por qué crees que hay tanto fracaso escolar en España?

La pregunta es simple… – ironía on –. Pues no sé por dónde empezar. Para mí están claras un par de cosas en las que hago hincapié desde el principio del libro. Primero, el aprendizaje tiene que ser autónomo, es decir, tenemos que permitir a los niños buscar la información, trabajarla, hacer sus propias preguntas – no sólo las que proponemos los adultos – y esto es un auténtico desafío, porque exige a quien acompaña estar ahí para guiar, pero no influir en los pensamientos ni en la forma de investigar del niño. A veces me pregunto si los adultos estamos realmente preparados para respetar la independencia infantil…

[pullquote]el aprendizaje tiene que ser autónomo, es decir, tenemos que permitir a los niños buscar la información, trabajarla, hacer sus propias preguntas[/pullquote]

Segundo, y aún más fundamental, lo que aprendemos tiene que servirnos para algo en el día a día. Muy poco de lo que estudiamos se queda en la memoria a largo plazo, lo que se queda suele tener una función práctica. El sistema educativo se basa sobre todo en afirmar conocimientos teóricos y la mente dice “¡¿por qué?! ¿Por qué me hablas de municipios, cordilleras o golfos si yo no he visto nada de eso? ¿Si no he salido mi barrio o he ido a la playa y nadie se ha molestado en responder allí a mis preguntas?”.

[pullquote]lo que aprendemos tiene que servirnos para algo en el día a día[/pullquote]

Los niños pequeños se pasan el día preguntando, se mueren por entenderlo todo ¿Por qué crees que los niños pierden las ganas de aprender y se convierten en adolescentes desmotivados?

Empezamos ignorando los “¿por qué?” de un pequeño de tres años, sus reflexiones absurdas que a veces tienen tanto sentido y acabamos por ignorar todo su interés, sustituyéndolo por nuestro interés como sociedad. ¿A qué niño le pueden interesar las onomatopeyas? Es una parte muy concreta, de un área muy concreta del conocimiento humano – el lenguaje –.

Los niños son más básicos, van a lo fundamental. Mi sobrina con dos años y medios maneja los comandos básicos de un ordenador: abre y cierra ventanas, sabe subir y bajar la página o reproducir un vídeo – lo que me lleva a escuchar varias veces la canción del mapa de “Dora, la exploradora”, para mi desgracia –.

Sé que si preguntara a muchas madres me dirían que sus hijos hacen lo mismo, la conclusión es que esos niños descubren pronto la importancia de las nuevas tecnologías en la vida actual, y tratan de aprenderlo rápidamente, como estoy segura que hace un siglo los herreros tenían que apartar a sus hijos de la fragua y las herramientas cada día…

[pullquote]La desmotivación viene porque queremos dejarlos al margen[/pullquote]

La desmotivación viene porque queremos dejarlos al margen, porque consideramos que no están preparados para aprender – sobre informática, cocina o jardinería, lo mismo da – y ellos son conscientes de que lo están. Cuando llega la adolescencia, esa sensación de aislamiento es mayor que nunca, porque es el momento en el que están más preparados para aprender su papel en la sociedad, pero ya no saben qué es lo que quieren hacer, porque no han tenido oportunidad de probar.

En el libro hablas de algunas escuelas “diferentes” en las que se intenta enseñar para la vida, no se ponen notas como en el resto de colegios (Waldorf, Amara Berri…) ¿crees que este tipo de escuelas consigue motivar mejor a los niños?

No me cabe ninguna duda. Y lo curioso es que son bastante distintas entre sí en la forma de tratar los contenidos o al niño, sin embargo, todas tratan de poner la atención en que el alumno haga las cosas, nada de consumidores pasivos. Porque señoras y señores, un sistema educativo que busca alumnos que obedezcan sin pensar y sin quejarse es ideal para crear robots, pero no seres humanos con dignidad.

Un dato para los incrédulos… ¿Los alumnos de estos colegios también aprenden a leer y a escribir?

Me temo que sí: todos y cada uno de los niños de estas escuelas aprenden a leer y a escribir. Parece ser que es prácticamente imposible que en un entorno alfabetizado los niños no aprendan a leer, de una forma o de otra – lo que es un palo para muchos defensores de diferentes métodos –. Incluso en Andolina, que es la escuela menos directiva de las tres que entrevisto en el libro, la lectoescritura es algo inevitable – resulta que también tenemos fenómenos paranormales en España –.

Un tema más complejo es que aprendan a ser críticos con lo que leen y ven pero, como los tres colegios tienen una visión bastante completa del niño como persona en la formación, sé que son potenciales supervivientes de catástrofes como Gran Hermano o Gandía Shore.

En tu libro hablas del sistema educativo de Finlandia (uno de los países que obtiene mayores resultados en PISA). En tu opinión ¿Cuáles son las diferencias más significativas entre nuestros sistemas?

¿No querrás decir entre nuestros planetas? Jaja. Lo primero es dejar claro que Finlandia no es la perfección, pero es lo que más se le acerca en estos momentos. A mí me encanta la importancia que le dan a la ciencia: “oye, que nuestros estudios dicen que antes de los 7 años el cerebro no está en su mejor momento para aprender a leer, así que ni se os ocurra a nadie presionar a los niños” – y hasta China, que tiene sus problemas con el tema del respeto, ha incorporado esta idea básica –.

En España ni nos hemos molestado en preguntarnos por qué Finlandia y China se toman tan en serio eso, seguimos presionando desde infantil, sin ninguna razón lógica y a pesar de los resultados… Luego está el trato a los niños como protagonistas: tienen que esforzarse también, pero se plantean las cosas de forma que los alumnos entienden que lo que hacen tiene sentido, se les forma como ciudadanos y se desarrolla su capacidad crítica por encima de la cantidad de conocimientos.

[pullquote]se les forma como ciudadanos y se desarrolla su capacidad crítica por encima de la cantidad de conocimientos[/pullquote]

Pero todo esto no sería posible si no tuvieran los mejores profesores: que no tienen veinte mil informes que entregar y que se han preparado durante años con la misma metodología que usan con sus estudiantes: investigar, investigar e investigar. En España hay docentes muy buenos, pero también hay docentes que sufren de alergia al cambio, a la autonomía de los niños y, sobre todo, a abandonar la muleta del libro de texto – ¿alguien puede pasarles un antihistamínico, por favor? Es una cuestión de salud pública…

¿Alguna cosa más que nos quieras comentar?

Propondría a todas las personas que lean esto que hagan algo por ayudar a cambiar la educación, que no se queden sólo en el tema de los recortes – aunque es cierto que es una injusticia y un problema social –, porque aunque aumentara la inversión en educación poco cambiaría si no mejoramos el modo en que enseñamos.

[pullquote]aunque aumentara la inversión en educación poco cambiaría si no mejoramos el modo en que enseñamos.[/pullquote]

Como ejemplo rápido de algo distinto creo que podrían ver este vídeo del colegio Amara Berri que dura poco más de un minuto, y en el que se puede ver lo que es una educación realmente diferente. Estoy segura de que pocos padres y madres quieren “lo de siempre” para sus hijos si están viendo día a día la frustración en ellos.