Todos los padres intentamos criar a nuestros hijos felices y con autoestima, pero a veces, con la mejor intención, hacemos cosas que provocan justo lo contrario como comparar nuestros hijos entre ellos o con otros niños.

Entonces se provocan situaciones muy desagradables provocadas a veces porque los padres estamos desbordados y no encontramos otra manera de hacer las cosas, pero igualmente debemos ser conscientes de las consecuencias de nuestro comportamiento.

Daña la autoestima de nuestros hijos

La autoestima puede ser muy frágil y en los primeros años de la vida de nuestros hijos, depende mucho de nosotros.

Por tanto ellos deben ver que los queremos tal y como son, que son personas especiales y maravillosas que no deben cambiar para agradar a los demás y ser valorados.

Pero si comparamos a nuestros hijos con otros niños, su autoestima se resiente porque no se sienten valorados y se sienten inseguros.

Creamos celos y rivalidad

A veces nos quejamos de que nuestros hijos tienen celos entre ellos, cuando nosotros estamos provocando esa actitud sin ser conscientes de ello.

Comparando a nuestros hijos entre ellos los separamos en vez de unirlos y alimentamos el posible rencor que pudiera existir entre ellos.

Lo mejor para que nuestros hijos tengan complicidad y formen un equipo unido (que es lo que queremos todos los padres ¿no?) es dejar de hacer esto.

Aprende que el otro es mejor que él

Y no es cierto, nadie es mejor que nadie.

Todos tenemos virtudes, defectos y cosas que nos hacen únicos y todos merecemos ser amados y aceptados tal y como somos

Ese es el mensaje que debemos dar a nuestros hijos y debe quedar muy claro.

¿A ti te lo decían? ¿Cómo te hacía sentir? probablemente te sentías mal y recordar eso te puede ayudar a empatizar con tus hijos y no repetir patrones.