Continúo con la sección “Historias de Lactancia Materna” gracias a mis maravillosas lectoras que me están enviando sus relatos ¡sois fantásticas!
Hoy tenemos a Sandra, que amablemente ha escrito su historia de lactancia para compartirla con todos nosotros. Una mamá que después de que su pareja la abandonara a los 15 días de nacer su hija, con el pezón plano y mucha presión por parte del entorno para que dejara el pecho, consiguió salvar su lactancia.
Os dejo con su historia:
Aún embarazada llegó a mis manos el libro de Carlos González, y por su puesto le tengo que agradecer el despertarme el enorme interés por la lactancia materna, sin embargo me hizo ser muy confiada porque parecía que era tan fácil .. Éste interés por la lactancia me hizo estar atenta a las clases de preparto que me animaron muchísimo al parto respetado y natural. Hice incluso un cursos de posible parto en casa.
Sabia la importancia del piel con piel y lo fundamental de las primeras horas para establecer la lactancia, así que en cuanto nos dejaron tranquilitas, a pesar de las visitas de las vacunas, aplastarme la barriga, e idas y venidas de médicos y pediatras, yo ponía al pecho todo lo que podía a mi hija.
El problema fue que yo tenía el pezón plano, y mi niña se perdía, pero en su instinto ella chupaba fuerte donde pillaba. Así pasamos una noche, y al llegar el día empezó a llorar, y a mi a dolerme muchísimo el pecho. Cuando me di cuenta lo tenia todo amoratado incluso tenia algunas heridas. Pero yo seguía, ya con mucho cansancio dolor y miedo de creer que no estaba alimentando a mi hija porque lloraba.
Sin embargo la niña seguía llorando mucho, y empezamos crisis de lactancia, pedía casi cada hora, y luego se ponía a llorar en el pecho. Aquí tengo que contar otro factor que marcó la lactancia, y es que el padre de mi hija decidió marcharse de casa, ya me avisó con 6 meses de embarazo que ya no me quería y que lo mejor era separarnos.
A partir del tercer mes y medio, superamos por fin las crisis de lactancia, y mi niña ya no lloraba tanto y dormía mejor. Empezó ahí nuestra relación de amor total. Fue incluso mejor cuando volví a mi casa, que aunque sola, me sentí libre.
Otra vez se complicó al volver al trabajo, la dejé con 6 meses casi 9 horas separada de mi. Me sacaba leche en el trabajo. Así estuve un mes, pero al final era mucha presión de la guardería, del trabajo, y al mes tuve que empezar al dejarle en la guardería leche artificial. Pero durante al menos tres meses mas le dejaba además una toma de mi leche.
Ahora que casi vamos a llegar al año, no me lo puedo creer. Estoy contenta de haberlo logrado, y no se qué habría sido de mi si no hubiera podido amamantar a mi hija. Ella me ha ayudado tanto a mi que solo espero que de alguna manera mi leche también le haya hecho bien. Miro atrás y entiendo que no solo lloraba de hambre. Lloraba porque su mama estaba rota y ella era tan pequeña y puro sentimiento, que creo que era la única que sabia como me sentía.
Espero que mi historia pueda ayudar a otras mamás, es lo que me ha animado a escribir.
¡Muchas gracias Sandra por esta bonita historia!
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Si quieres leer más historias aquí tienes las anteriores:
Hermosa historia la de Sandra. De verdad, todo un ejemplo a seguir. Muy motivadora historia para aquellas madres que flaquean en su lucha pro lactancia materna por la presión que proviene hasta de nuestras propias familias. Que bueno que existen madres como Sandra, como yo (fiel a la lactancia materna) y como tú Pilar que con este blog nos ayudas, orientas y motivas. Nuestros hijos siempre nos lo agradecerán. Besos.
Mil gracias por tus palabras Tahilandé,
eres un cielo de persona!
Un beso