La forma más cómoda de atender a tu bebé día y noche es estar cerca de él, durante el día llevándolo en brazos o en un fular o cargador ergonómico, y de noche por medio del colecho o compartir la cama y dormir con tu bebé.   

Así ha sido por miles de años hasta que se comenzó a pensar que un bebé debería “tener su propio espacio” y se les comenzó a enviar a otras habitaciones esperando que durmieran como si fueran adultos y no pidieran a gritos la presencia de su madre, como hace todo bebé normal. 

El colecho tiene muchísimas ventajas, nos permite atender de inmediato a nuestro bebé, nos permite dormir mejor ya que no tienes que despertar y darte cuenta de que llora el bebé, levantarnos, calmar al bebé y regresar a la cama y tratar de dormir de nuevo. 

También hay quien no comparte la cama con su bebé, pero decide tener una cuna adosada a la cama, o dentro de la misma habitación.

Finalmente cada familia se organiza como mejor les funcione y la mejor solución es la que permita descansar a toda la familia y la que permite que todos se sientan cómodos.

Aún así, como madres nos vemos presionadas con todos los consejos y recomendaciones para sacar al bebé del dormitorio cuanto antes. Ya sea por familiares o profesionales o a veces hasta perfectos extraños se atreven a opinar sobre nuestros hijos su crianza. 

Usualmente nuestras hijas e hijos deciden irse ellos mismos a su habitación entre los 2 y 5 años de edad, ya que al ir creciendo buscan su propio espacio, si tienen su cuarto disponible poco a poco se logra la transición y extrañarás esos días escuchando el sonido de la respiración de tu bebé. 

En muchísimos países lo normal es dormir junto o cerca de los hijos, pero la civilización occidental marca esta pauta de independizarse lo antes posible aunque no sea lo natural para los bebés y sus madres. 

En ocasiones una solución ha sido que si tu pareja debe madrugar para el trabajo y necesita dormir sin interrupciones es que quien vaya a dormir por un tiempo a otro cuarto sea él, y tú puedas atender a tu bebé sin la preocupación de despertarle. 

Claro que hay casos en los que no funciona, pero conozco familias donde lo implementaron y funcionó muy bien, el padre dormía en la habitación del bebé y podía levantarse sin problema para trabajar y mamá y bebé pasaban la noche tranquilos, y más adelante ya retomaban la rutina anterior durmiendo en pareja. 

A algunas personas les preocupa que tener al bebé en la misma habitación les impida tener una vida sexual activa o que perjudique su matrimonio, como si el único lugar para tener relaciones fuera la cama, de noche y bajo las sábanas.

En realidad la casa está llena de lugares donde pueden tener intimidad y en diferentes momentos, mientras exista comunicación y sepas que esta es una etapa como tantas que vivirás ahora que además de ser pareja son padres y podrán seguir adelante armados de paciencia, buen humor y mucha comunicación. 

No existe una edad definitiva para “sacar al bebé del cuarto” hay bebés que duermen sin problemas solos cuando ya duermen por más tiempo y la lactancia está ya establecida, otros que despiertan al mínimo movimiento, otros que a los 2-3 o 4 años van felices a su cuarto pero hay días que regresan a tu cama por la noche o si llegan a sentirse enfermos, y es normal y no significa que jamás dormirán toda la noche en su habitación. 

Compárteme tu experiencia, ¿cómo viviste la transición de tus hijos a su cama? o si todavía tienes bebés, ¿hay alguna otra duda que tengas al respecto?