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Todos los años pasa lo mismo. Un montón de gente se pasa el año soñando con las vacaciones y después cuando llega el verano todo son discusiones y malos rollos familiares.

Idealizamos tanto las vacaciones que después la realidad nos da en las narices.

Pasamos muchos meses deseando pasar más tiempo con la familia, pero en vacaciones el hecho de tener tanto tiempo disponible para estar juntos, en ocasiones se convierte en un problema: más discusiones entre hermanos, rencillas familiares que no estaban resueltas que salen a la luz, falta de tiempo a solas para desahogo, niños aburridos que llaman nuestra atención, nuestra paciencia que se va agotando poco a poco, etc.

Yo adoro el verano, me encanta no tener que madrugar, no tener horarios fijos, ver cómo mis hijas poco a poco se van “asilvestrando” poco a poco, jugar con ellas, escucharlas reir, tener más tiempo en pareja, etc.

Y se que el verano también tiene cosas negativas: hace mucho calor, hay cucarachas y mis hijas discuten más por estar todo el día juntas. Pero vale la pena sin ninguna duda.

Así que te voy a dar unas ideas para que pases un verano genial en el que las cosas positivas ganen por goleada a las cosas negativas.

Baja las expectativas

Ya sabes que no vas a poder viajar a Hawai, que la playa está llena de gente y hay colas en todas partes, así que mejor que vayas con las ideas claras.

No hace falta gastarse mucho dinero para pasar unas vacaciones tranquilas en familia. Los niños no lo necesitan.

Ellos son felices pasando tiempo contigo y no necesitan viajar tres veces a Eurodisney para ser felices.

Muchas veces los placeres más sencillos pueden hacer que paséis un verano inolvidable: comer helados, enterrarte en la arena, ir al río a bañarte, hacer una excursión por el monte, hacer un cine de verano en la terraza de tu casa, jugar a hacerse cosquillas, jugar con globos, inventarse chistes y canciones, jugar a peluquerías, etc.

Olvídate de las prisas

Lo mejor del verano es no tener que ir corriendo a todas partes (como el resto del año) así que intenta no seguir con prisas por llegar a todo.

No te cargues de compromisos para quedar bien con todo el mundo ni para llenar los espacios. Es mejor dejar que las cosas fluyan y todos estéis más relajados.

Deja que los niños elijan

¿Qué es lo que les apetece hacer a tus hijos? déjales elegir los planes en familia y a lo mejor te sorprendes de las buenas ideas que pueden tener.

El tiempo vuela

Y no sólo el verano, que pasa rapidísimo y en cuento nos demos cuenta estaremos volviendo el cole.

Yo quiero decir que nuestros hijos crecen rapidísimo. Los años pasan volando y dentro de poco se harán mayores y preferirán pasar tiempo con sus amigos, así que debemos aprovechar el momento para disfrutar con ellos todo lo posible.

Ponte en su lugar

El verano es una oportunidad estupenda para ejercitar nuestra empatía.

El calor, el desajuste de horarios, nuestros nervios…todo eso puede hacer que nuestros hijos estén más demandantes y nerviosos. Ponernos en su lugar siempre es algo positivo y puede hacer que la tensión del momento baje en seguida.

Aprendamos de nuestros hijos

Para un niño de tres años, encontrarse una mariquita puede ser todo un acontecimiento. Y sólo con eso puede obtener dos horas de diversión aprendiendo cosas sobre las mariquitas.

No limitemos los por qué de nuestros hijos, eso es lo que hace que aprender sea maravilloso (y nos da unas anécdotas muy graciosas por cierto).

Y si podemos, intentemos aprender de ellos y asombrarnos de las pequeñas cosas. Ellos nos pueden enseñar muchas cosas sobre lo maravillosa que es nuestra vida.

En definitiva, disfruta de las cosas simples, de tus hijos y del tiempo juntos en familia.